No olvidemos lo que son: Unos hijos de su pinche madre
Antonio Rosario – Ya muy pronto, de aquí al dos de junio, advierten que las elecciones acabarán en el más nefasto de los zafarranchos.
Para empezar:
Ni AMLO reconocerá el triunfo de la Xóchitl, y el equipo de ésta planea prohibirle el paso a Palacio Nacional a Sheinbaum mediante resoluciones de la Corte.
Así de cañón se ve el panorama político-electoral en el país. Arderá Troya.
Los desenlaces en la elección presidencial como en las nueve gubernaturas serán si no intervienen poderes bastante superiores, la ruina del país para muchos años.
Tema no excluido, pero que se cuece en otra lumbre, son los escenarios para el Congreso de la Unión, Congresos Locales, Alcaldías y demás yerbas.
Aquí las guerras serán de más baja intensidad, interviniendo poderes fácticos que intensificarán sus amenazas so pena de que los saldos rojos terminen de atiborrar los cementerios.
Pase lo que pase veremos que la razón y la ley sucumbirán ante las advertencias cuyos poderíos son la capacidad de fuego. Antes que el dinero.
Mal se verán las autoridades, como pintadas en las bardas, si desde ahorita no sofocan las amenazas.
Salvo que esa “opción” sea la única forma de remediar la polarización que ya existía, pero que nadie externaba por cobardía, la que se asomó y sin más tuvo que entrarle a los madrazos.
¿Será teatro todo esto? Seguro que no.
Con la más vil de las intenciones de que el voto vuelva a ser visto por el ciudadano como un acto cívico para nada conveniente y provechoso para la nación.
Pero “los abajo firmantes”, autores de los grandes desplegados de la nación, todo el pueblo, ya saben que su voto es decisivo.
Nada pues paralizaría a México.
¿Quiénes sobrevivirán?
El voto se viene fuerte.
AMLO con lo que le queda, que no es poco.
O el gran capital neoliberal que no olvidemos lo que son: Unos hijos de su pinche madre.