Virus del papiloma humano, cómo detener al VPH

Por Marta Talise | La infección por el virus del papiloma humano (VPH) es la enfermedad de transmisión sexual (ETS) más prevalente en el mundo. Conoce los problemas de salud que puede provocar, y la mejor forma de prevenirlos y tratarlos.

La infección por el virus del papiloma humano (VPH) constituye actualmente la enfermedad de transmisión sexual (ETS) más prevalente en el mundo. Esta infección es causada por más de 150 tipos de virus, y sus síntomas principales son la aparición de verrugas en las manos, los pies y los genitales, donde se las conoce también con el nombre de condiloma acuminado.

El VPH fue descrito por primera vez en el año 1935 por el Dr. Francis Peyton Rous, quien había demostrado la existencia de un virus con poder oncogénico (es decir, capaz de inducir la formación de tumores) que causaba cáncer en la piel de los conejos, y cuya descripción coincidía con el papilomavirus.

VPH y cáncer: virus de alto y bajo riesgo

Se utilizan los términos de virus de alto o bajo riesgo para clasificar a los diversos serotipos de papilomavirus según la mayor o menor capacidad que tienen de provocar la transformación maligna de las células que infectan, degenerando en una neoplasia o cáncer.

La actividad transformadora del virus se debe a la acción de dos proteínas constitutivas llamadas oncoproteínas E6 y E7, que interactúan con una gran variedad de receptores que participan en diversos procesos biológicos, como la muerte celular programada o apoptosis, y la división, proliferación y diferenciación celular, entre otros.

Los serotipos de virus de papiloma humano de alto riesgo incluyen el 16 y el 18, que causan aproximadamente el 70% de los cánceres cervicales. Otros virus de alto riesgo son 31, 33, 35, 39, 45, 51, 52, 56, 58, 59, 68, 73 y 82.

Los serotipos considerados de bajo riesgo son los papilomavirus 6 y 11, que causan alrededor del 90% de las verrugas genitales, que rara vez se convierten en cáncer. Las verrugas genitales pueden parecer protuberancias o crecimientos que a veces tienen forma de coliflor. Pueden aparecer semanas o meses después de la exposición a una pareja sexual infectada.