¿Por qué no hay que dar marcha atrás contra el cambio climático?
(LG) Por Antonio Ruiz | La definición de estúpido es el que hace daño sin obtener beneficios. Esta semana el Sr. Trump, presidente de los EEUU, ha firmado una orden ejecutiva para desmantelar la obra del presidente Obama contra del cambio climático. Quiere volver a abrir las centrales eléctricas de carbón, impulsar la minería de este material, y aumentar el gasto en gasolina de los coches.
¿Produce algún beneficio el aumento de emisiones? Evidentemente no, y lo veremos también.
Daño sin beneficios = estupidez. Y eso es lo que está haciendo buena parte de la humanidad desde hace años.
¿Qué beneficios produce el que un vehículo gaste 10 litros/100 km en vez de gastar 5? Los motores de hoy pueden proporcionar potencia más que suficiente con un consumo de 5 litros/100 km, y por lo tanto quemar más de esa cantidad de combustible es una estupidez: El daño es el gasto de dinero del dueño del vehículo, para nada, y el agotamiento rápido de las fuentes de petróleo y gas, y el beneficio, nulo.
¿Qué beneficios produce generar electricidad quemando carbón? (Y este es casi el único uso que tiene actualmente el carbón). No hay beneficio alguno, el carbón contiene menos calorías por kilo que el gas natural, y se transporta mucho peor que éste desde la mina a la central. El único «beneficio» es mantener el trabajo, en los EEUU, de una cantidad minúscula de personas, no llegan a 100.000 en una población de 320 millones: 100.000/320.000.000 = 0.0003 = 0.03% o quizás un 0.06% de los trabajadores americanos. Y mantener un trabajo de malísimas condiciones para la salud, y sin futuro alguno.
Los daños de ambas políticas de Trump, o de la falta de política contra el cambio climático, son también evidentes. El cambio climático actual (ha habido otros muchos anteriores a la cultura de quema de carbono, inmensamente más lentos que éste) ya está entrando en una etapa de irreversibilidad. El Ártico no se ha helado este invierno lo que debería haberse helado, de manera que este verano se calentará muchísimo más que los anteriores.
Un Polo caliente aumenta exponencialmente los fenómenos extremos de la meteorología, como muestra el primer mini huracán que se ha producido este invierno centrado en las Baleares, y en las inundaciones y sequías prolongadas. Los pantanos esenciales para los regadíos de Murcia y Castilla La Mancha, están, al final de la temporada de lluvias, al 25% de su capacidad, y mientras tanto se han desecho playas y los daños por inundaciones en las ciudades españolas son mil-millonarios. Recordemos que las casi únicas fuentes del PIB son el turismo y la agricultura, con el montaje de coches. El resto del PIB no es más que flujo circular de dinero.
Estos son los daños evidentes e inmediatos. Los daños más graves derivan de tierras lejanas. En el Oriente Medio las sequías están aumentando a pasos de gigante y el Éufrates lleva un cuarto del agua de hace 50 años. Esta es una de las causas de la guerra en Siria. Lo mismo ocurre en el Sahel, donde las lluvias llevan decreciendo 60 años, mientras que la población aumenta.
La presión migratoria crece con el aumento del calentamiento global. El colapso del Imperio Romano se debió, en buena parte a la presión de las tribus al Este del Rhin y del Danubio movidas por el hambre. Hoy hay 200 millones de personas en el Sahel, con recursos que disminuyen de año en año.
Los daños del cambio climático son evidentes y muy preocupantes. Los beneficios de no intentar frenarlo, nulos. Esta negligencia es, por lo tanto, una estupidez según la definición.
Por otro lado, frenar el cambio climático significa: Cambian los vehículos primero a vehículos de gas y finalmente a vehículos eléctricos. Es preciso una enorme cantidad de trabajo para desarrollar una nueva tecnología. Los vehículos eléctricos no contaminan las ciudades, sus baterías sirven de almacenamiento de la energía generada por molinos de viento y centrales fotovoltaicas, y esas baterías son reciclables al 90%.
En segundo lugar, como cualquier cambio de paradigma energético, suponen una inmensa creación de empleo de calidad: Desde la fabricación, instalación y mantenimiento de las nuevas centrales, al desarrollo de una considerable cantidad de aparatos, a una nueva concepción de estilo de vida. Todos estos cambios suponen creación de trabajo de calidad frente al mantenimiento de un trabajo como, por ejemplo el de la minería, que no exige cualificación alguna y es por tanto trabajo sin formación.
Las dos noticias añaden a los signos de estupidez rampante que se acumulan en esta segunda década del siglo XXI. Cuando tras un enorme esfuerzo se crea y amplía una Unión Europea que supone los primeros 60 años sin guerras en Europa desde Carlomagno, unos provincianos de Inglaterra, y una Sra. que estimula las ideas de las aldeas galas francesas quieren romper esa unión, en un acto de estupidez: Causar daño sin obtener beneficios. Su mensaje es el Hitler: «No sois nada, no ganáis nada, pero SOIS ingleses, franceses, americanos, catalanes».
Estupidez. No hay más que ver la cara del Sr. Trump.