NO QUIERO SER FRONTAL, PERO AL PRI DEBE IR EFRAÍN DE LEÓN

CIUDADANO DE LA REPÚBLICA | Por Antonio Rosario | En el PRI de Tamaulipas la razón de sostener acuerdos privados es una práctica inadmisible después del terremoto del 5 de junio.

Va lo mismo para “líneas” y acuerdos en lo oscurito que atentan a los propósitos de resurrección política.

El Revolucionario Institucional está en estos momentos obligado a realizar consensos directos con su militancia.

Basta de imposiciones.

Un debate generado en las últimas horas es el relevo de Rafael González Benavides en la presidencia del tricolor, mencionándose prospectos de “peso completo”, en realidad peso mosca.

Individuos que en la fase más crítica y culminante de la elección de gobernador, alcaldías y diputaciones no movieron un solo dedo para fortalecer la estructura del partido.

Ni tampoco difundieron los grandes temas que Tamaulipas demanda, agigantando los defectos y dejando de lado la agenda del porvenir.

¡Pero que ahora, y eso es lo contrario a la razón y a la realidad, ambicionan la Presidencia del Comité Directivo Estatal!

No quiero parecer frontal, pero quien debe asumir el liderazgo del PRI es el ex diputado y ex alcalde de Valle Hermoso, Efraín de León León.

¿Y por qué Efraín y no otro? La respuesta es sencilla, y el que tenga entendimiento que entienda: el actual Secretario General de la CNOP, a pesar de haber sufrido la peor sequía financiera, convirtió al Sector Popular del PRI en uno de los más importantes motores de ese partido.

Leal a sus superiores, activo como pocos, comprometido con la causa, apasionado por servir a todos y esforzado por contribuir al triunfo de Baltazar Hinojosa, fueron una parte de sus cualidades políticas, entre ellas su probada capacidad de convocatoria.

El arribo de Efraín de León a la dirigencia del PRI estatal debe verse como un acto natural y de justicia a un líder verdadero y carismático, con capacidades notables de diálogo ante quien le pongan enfrente.

Nadie tiene tanta autoridad moral como para restarles méritos a personajes que desean la silla mayor del PRI en el estado, pero estaríamos hablando de un atropello si al liderazgo del partido llegara, como especulan algunos emisarios del pasado, un diputado federal con funciones definidas en la Ciudad de México.

Sería como mamar y dar topes.

No provoquen ni enfrenten más al priismo de a pie. La gente del dedazo no está llamada a escena. El escenario es otro.

antoniorosarioh@hotmail.com