Hacia una terapia contra la enfermedad de los cientos de tumores
El País | Los primeros tres meses en Estados Unidos, el bioquímico español Héctor Peinado los pasó como amo de casa. Su pareja había conseguido una plaza en la Universidad Rockefeller de Nueva York y él estaba a la espera de lograr un puesto de investigador. “Fueron tres meses conociendo Manhattan y haciendo mis labores”, recuerda. Aquello fue en 2008. Ahora, el Departamento de Defensa de EE UU le acaba de conceder 500.000 euros para investigar una enfermedad rara y desconocida: la neurofibromatosis-1, asociada por error durante décadas al llamado “hombre elefante”, el inglés del siglo XIX Joseph Merrick, cuyas malformaciones se debían en realidad al síndrome de Proteus.
Peinado, nacido en Madrid en 1976, finalmente encontró una plaza en la Universidad Médica Weill Cornell, en Nueva York. Allí, el bioquímico abrió un nuevo frente para atacar a la metástasis, el viaje de las células cancerosas desde el tumor original a otros órganos. La metástasis provoca el 90% de los ocho millones de muertes por cáncer que se registran cada año en el mundo. Peinado y su equipo descubrieron que los tumores primarios emitían millones de vesículas minúsculas, bautizadas exosomas, que funcionaban como avanzadillas militares que preparaban la invasión cancerosa del resto del cuerpo. Los destacamentos, según observaron, portaban una “especie de código postal” que los dirigía a un órgano concreto, como los pulmones o el páncreas.
El año pasado, Peinado regresó a Madrid, para seguir estudiando la metástasis en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). No es habitual que el Departamento de Defensa estadounidense conceda una ayuda de 500.000 euros a un investigador de fuera de EE UU, pero el caso de Peinado es especial. La neurofibromatosis-1 es una enfermedad hereditaria que afecta a uno de cada 3.000 nacidos. Se caracteriza por la aparición de manchas de color café con leche en la piel y tumores, llamados neurofibromas, en los tejidos nerviosos. Y no tiene tratamiento específico.
“No estamos hablando de un tumor, sino de que pueden tener 500 tumores, que aunque sean benignos afectan a los nervios y pueden provocar problemas de entendimiento o movilidad”, explica. Dos terceras partes de las personas que padecen la enfermedad no tienen complicaciones importantes, según destaca la Asociación de Afectados de Neurofibromatosis de España, pero pueden aparecer. En ocasiones, surgen tumores gigantes bajo la piel, que pueden deformar el rostro, como le ha ocurrido al actor británico Adam Pearson, protagonista junto a Scarlett Johansson de la película de ciencia ficción Under the Skin (2013).
La evolución de la enfermedad, además, es impredecible. Pearson tiene un hermano gemelo, Neil, cuyos síntomas son diferentes. Acaban de grabar un documental para la BBC en el que cuentan su lucha para que la neurofibromatosis-1 no destruya sus vidas. En un 5% de los casos, los tumores benignos se transforman en malignos y pueden provocar la muerte.
Peinado ha logrado reducir un 70% el tumor primario y la metástasis en ratones
El equipo de Peinado ha encontrado una proteína que refuerza la comunicación entre el tumor ya maligno y el resto del organismo. Es como una alfombra roja. “El tumor la utiliza para favorecer su progresión. La idea de este proyecto es cortar la comunicación o reducirla, para reducir la metástasis”, explica el bioquímico. Su grupo ha logrado reducir un 70% el tumor primario y la metástasis, bloqueando esta proteína en ratones con un fármaco, según detalla Peinado.
Son solo datos preliminares, y de momento confidenciales, en 30 animales, pero son lo suficientemente buenos como para recibir el espaldarazo de 500.000 euros del Departamento de Defensa de EE UU, que también financia investigaciones sin aplicación militar, como esta. De cada 5.000 moléculas que funcionan en ratones, apenas cinco llegan a ensayarse en humanos y solo una alcanza el hospital, según cálculos del sector. Lo bueno del fármaco de Peinado es que ya ha superado ensayos clínicos en humanos para otros tipos de cáncer, como tumores de mama y colon.
El equipo del bioquímico ha observado que la cantidad de esa proteína aumenta cuando los neurofibromas se están transformando en malignos. Los tumores empiezan a emitir millones de vesículas de millonésimas de milímetro, con una muestra de sus proteínas y su ADN. “Es una representación de la célula, como su DNI. La proteína que investigamos se encuentra en la membrana de esas vesículas y en el tumor. Pensamos que bloquearla es una buena estrategia porque puedes matar específicamente a las células tumorales”, adelanta Peinado.
«Esta enfermedad es benigna hasta el momento en el que se transforma. Los tumores se vuelven malignos. Y una vez que se produce metástasis, la supervivencia cae. A los cinco años, un porcentaje muy alto de los pacientes no sobrevive», lamenta el bioquímico. Su trabajo, según el Departamento de Defensa de EE UU, «podría conducir a una nueva terapia» para estos enfermos.