Edomex: reto al PRI

Por Pascal Beltrán del Río | He escrito aquí que la pérdida de la gubernatura del Estado de México por parte del PRI, en las elecciones de 2017, significaría no sólo su derrota en los comicios presidenciales sino, seguramente, la debacle del partido mismo.

Así de importante es para el tricolor retener la posición que ha sido suya desde que se fundó la organización en 1929.

La simbiosis entre el partido y el estado ha sido tal que Carlos Riva Palacio Carrillo, gobernador de la entidad cuando nació el PNR (antecedente del PRI), sería uno de los primeros presidentes del mismo, entre agosto de 1933 y diciembre de 1934.

Riva Palacio –quien también se desempeñó como legislador, secretario de Gobernación y embajador en Costa Rica (donde murió en 1936)– fue uno de los principales operadores de Plutarco Elías Calles y miembro de la corriente política de los hermanos Abundio y Filiberto Gómez–conocida como gomismo–, principal factor de poder en el Estado de México hasta la década de los años 40.

El gomismo, surgido en el sur del estado, sería destronado por un grupo de Atlacomulco, en el norte de la entidad, con la venia del presidente Manuel Ávila Camacho.

Formado por Maximino Montiel Olmos, el llamado Grupo Atlacomulco comenzó a controlar la política estatal con el arribo de Isidro Fabela Alfaro a la gubernatura, en marzo de 1942.

Desde la fundación del PNR todos los gobernadores mexiquenses han surgido del tricolor.

Apenas a finales de los años 90 y principios de este siglo pudo la oposición dar batalla al PRI en las elecciones para renovar el Ejecutivo estatal.

Sin embargo, en las votaciones legislativas –federales y estatales–, así como en las municipales, la pelea ha estado mucho más pareja.

De hecho, de los 125 municipios del estado, solamente cinco nunca han cambiado de signo político, entre ellos el mítico Atlacomulco de Fabela.

El PRI no sólo ha llegado a perder la alcaldía de Toluca, sino también las de todas las demarcaciones de la zona conurbada, fuera de Chimalhuacán, el sólido bastión de Antorcha, filial del tricolor.

La alternancia se ha convertido en característica de la política local. Muchos municipios han visto desfilar a tres y hasta más partidos por el ayuntamiento, algunos de ellos tan importantes como Ecatepec y Metepec.

En las pasadas elecciones municipales, en 2015, un total de 46 demarcaciones tuvo alternancia.

Sin embargo, el cambio de partido no ha llegado aún al Palacio de Gobierno de Toluca.

Dos candidatos del PAN, José Luis Durán, en 1999, y Rubén Mendoza, en 2005, dieron una fuerte competencia, pero ésta no les alcanzó.

En ambas elecciones –ganadas, la primera de ellas por Arturo Montiel y, la segunda, por Enrique Peña Nieto–, el PRI quedó por debajo de la marca de 50% de los votos, por lo que una alianza opositora teóricamente pudo haber ganado. Pero el hubiera no existe y ésta nunca se formó.

En los meses previos a la elección de gobernador de 2011, el PAN y el PRD coquetearon con la idea de ir juntos por la gubernatura mexiquense –como hicieron, en 2010, en Oaxaca, Puebla, Sinaloa, Durango e Hidalgo– pero eso tampoco se concretó.

A raíz de los desastrosos resultados para el PRI en las pasadas elecciones de gobernador, PAN y PRD vuelven a hablar sobre formar dicha alianza. Y apuestan a que pueda ser exitosa, como lo fue en Veracruz, Durango y Quintana Roo.

Lo que en el papel suena bien pudiera tener obstáculos en la realidad, pues las dirigencias estatales de uno y otro partido tienen agenda propia, que no es necesariamente la que quieren el PAN y el PRD a nivel nacional.

La estructura panista es controlada por Ulises Ramírez, el mandamás del llamado “Corredor Azul” –región encabezada por Tlalnepantla–, mientras que la del PRD obedece al líder de la corriente ADN y factótum de Ciudad Nezahualcóyotl, Héctor Bautista.

En los próximos meses veremos si los intereses de esos dos grupos locales pesan más que la voluntad de las dirigencias nacionales de sus respectivos partidos de ganar la gubernatura al PRI mediante una alianza y, de esa manera, poner en aprietos las esperanzas del tricolor de retener no sólo su bastión mexiquense sino también la Presidencia misma.

(Aut. LG)