Prensa en México, entre violencia criminal, intereses de dueños y ataques desde el poder: RSF
La prensa mexicana permanece atrapada entre la violencia de los grupos criminales, los intereses de sus dueños y los ataques del presidente Andrés Manuel López Obrador, lo cual coloca al país en el lugar 121 de 180 en la clasificación global de libertad de prensa elaborada por la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF).
En su informe anual sobre el estado de la libertad de prensa en el globo –publicado apenas una semana después del asesinato del periodista Roberto Carlos Figueroa en Coajomulco, Morelos–, RSF recalcó que México “se mantiene como uno de los países más peligrosos y mortíferos del mundo para los periodistas”, y lo ubicó entre Kirguistán y Lesoto, apenas por encima de la República Democrática del Congo, y por debajo de Malí.
De acuerdo con la organización, la violencia que sufre el gremio no ha mejorado, dado que “el presidente López Obrador no ha emprendido aún ninguna de las reformas necesarias para poner freno a la violencia y la impunidad que se han instalado en el país”; recordó que “desde el año 2000, cerca de 150 periodistas han sido asesinados y 28 han desaparecido en México”.
El informe lamentó que tanto López Obrador como otras “figuras destacadas del Estado” suelen atacar a los medios con una “retórica tan violenta como estigmatizante”, asociándolos a la oposición. La organización denunció el ejercicio conocido como el “quien es quien de las mentiras”, que protagoniza Elizabeth García Vilchis cada miércoles en la conferencia matutina del mandatario, y que “intenta desacreditar a la prensa”.
RSF también apuntó que impera una importante concentración en el sector de los medios de comunicación, con gigantes como Televisa, Telmex o la Organización Editorial Mexicana (OEM) que controlan partes significativas de los sectores de la prensa y telecomunicaciones. “Esta situación, entre otras, hace que cada vez más periodistas independientes publiquen contenidos propios en las redes sociales”, observó.
Y agregó que la crisis económica derivada de la pandemia de covid-19 impactó a la prensa, lo que obligó a periodistas a “buscar fuentes alternativas de ingresos, esforzándose, a la vez, por mantener su actividad freelance”.