Un planeta invadió el sistema solar de la Tierra y sus efectos han sido enormes
Las órbitas de los planetas que conocemos hoy guardan un fascinante secreto sobre nuestros orígenes. Un equipo de científicos de la Universidad de Toronto ha presentado evidencia que sugiere que un misterioso objeto masivo atravesó nuestro sistema solar en sus primeras etapas, alterando dramáticamente las trayectorias de los planetas que ahora conocemos.
Según el estudio publicado en Science Alert, este visitante interestelar podría haber tenido entre 2 y 50 veces la masa de Júpiter. Los cálculos revelan una probabilidad del 1% de que este evento explique las órbitas actuales de los planetas, una cifra significativamente mayor que las teorías anteriores.
El misterioso visitante que cambió nuestro vecindario cósmico
La formación de nuestro sistema solar comenzó como un disco giratorio de gas y polvo alrededor de un joven Sol. Esta disposición inicial dio lugar a órbitas circulares y planares, muy diferentes a las que observamos actualmente. El descubrimiento tiene especial relevancia cuando consideramos que otros planetas similares a la Tierra podrían haber experimentado fenómenos similares.
Las investigaciones recientes sobre señales de radio procedentes de planetas externos nos ayudan a comprender mejor estos eventos cósmicos. La teoría propuesta por Garett Brown y su equipo sugiere que este objeto intruso pasó a menos de 20 unidades astronómicas del Sol, con una velocidad hiperbólica inferior a 6 kilómetros por segundo.
Este descubrimiento nos hace replantearnos nuestra comprensión del sistema solar. Mientras algunos científicos proponen que nuestro planeta podría tener forma de rosquilla, otros se centran en entender cómo estos encuentros cósmicos moldearon nuestro entorno planetario.
El caso de Oumuamua, descubierto en 2017 como el primer visitante interestelar confirmado, nos proporciona una ventana para comprender mejor estos encuentros. Su forma alargada y su inusual aceleración, probablemente causada por la desgasificación, nos muestra que estos eventos, aunque raros, pueden ocurrir y tener consecuencias significativas.
Las simulaciones realizadas por el equipo de investigación demuestran que esta teoría es la más plausible hasta la fecha para explicar las órbitas excéntricas de los gigantes gaseosos. Durante la formación del sistema solar, las interacciones gravitatorias y las migraciones planetarias eran comunes, llegando incluso a expulsar algunos protoplanetas al espacio interestelar.