Por qué fue un problema la “salida del clóset” de Kevin Spacey en los Premios Tony

Sus bromas de doble sentido le quitaron relevancia al tema de sus preferencias. Además, reforzó la idea de que decir “soy gay” es algo vergonzoso.

Por Jeremy Helligar | La risa, dicen, la mejor medicina. Pero, ¿es el antídoto que siempre necesitamos?

Es probable que rara vez, o quizás nunca, haya curado los síntomas de un joven gay con pánico a la hora de tener que enfrentar el aterrador momento de salir del clóset ante su familia y amigos.

¿»Ser o no ser» alguien orgulloso del salir del clóset? Esa es con frecuencia la cuestión más complicada.

Si ese era el dilema shakespeariano al que se enfrentaba el doble ganador del Premio de la Academia Kevin Spacey —antes de ser el anfitrión de la reciente entrega de los Premios Tony 2017— su actuación en el escenario de dicha ceremonia fue merecedora de un Oscar al lograr evadir el tema.

Al actor de 57 años siempre le han perseguido los rumores de su homosexualidad. Y él nunca los ha negado ni confirmado directamente. Sin embargo, en esta ocasión utilizó esta tribuna para reconocerlos, aunque de manera indirecta. Si acaso tenía que revelar algo, nunca estuvo siquiera a punto de hacerlo. Al contrario, abordó el tema de los rumores, y por lo tanto de su sexualidad, con bromas.

Durante el número de apertura de Spacey en los Tonys, Whoopi Goldberg, otra ganadora del Oscar cuya sexualidad también ha provocado rumores, salió del clóset.

Whoopi, ¿desde hace cuánto estás en ese clóset?», preguntó Spacey.

Bueno, Kevin, depende a quién le preguntes», respondió la actriz.

Después, el maestro de ceremonias se puso en modo drag al vestirse como la diva Norma Desmond en «Sunset Boulevard», mientras cantaba fragmentos del musical: «Estoy saliendo… No, espera, no».

¿De qué se trató esto?

Para casi todo el mundo, Spacey fue un anfitrión excelente. Pero si esos rumores sobre ser gay son ciertos, él desaprovechó la oportunidad de volcar su número en una oportunidad teñida de los colores del arcoíris. Pudo haber usado su puesto, en la que muchos llaman «la noche más gay en el mundo del entretenimiento», para reforzar el mensaje de que los espectadores jóvenes no deben temer o sentir vergüenza al salir del clóset. Que pueden ser abiertamente gay y destacar, pudo haber transmitido el mensaje de que las cosas quizás mejoren.

Y si esos rumores de ser gay no son ciertos, entonces, ¿a qué se debieron sus bromas? ¿Acaso él y Whoopi solo querían pronunciarse en torno al insaciable deseo del público de saber TODO acerca de las celebridades? Ese es un punto que debe atenderse, pero no con unas bromas simplonas en los Premios Tony, mientras millones de espectadores gays miran y celebran una parte vital de su cultura.

Una cosa es jugar con la orientación sexual para mostrar que no debería ser un tema importante: estrellas hetero como Ryan Reynolds y Harry Styles lo han hecho con maestría. (Y aplausos para Chris Cooper por tomarse con humor la broma de Spacey sobre la relación amor-odio de ambos en Belleza americana.) Pero el tomarse a la ligera el hecho de salir del clóset, cuando en la vida real no ha tocado el tema con seriedad, suena como una forma de satisfacer el interés propio. Mientras, por otra parte, se desprecia y falta el respeto a los jóvenes gays de clóset, quienes luchan se debaten entre la decisión de salir o no.

Es como pintarse la cara con betún e ignorar que millones de estadounidenses no se pueden lavar el color de la piel al final de cada noche.

Hay quien piensa que las insinuaciones gay de Spacey fueron su método para exponerse. Si es así, yo como su fan hubiera preferido que no lo hiciera. Sus tímidos chistes de doble sentido quitaron la relevancia al peso de hablar de sus preferencias, lo que al mismo tiempo reforzó la idea de que decir «soy gay» sea un acto vergonzoso. En estos días en que los más desprotegidos en EU están bajo ataque, una insinuación no basta. Tienes que salir a gritarlo a todo pulmón, incluyendo la tribuna de los Tony, a fin de expresar verdaderamente tu orgullo gay.

En este sentido, vale la pena recordar que hace más de 20 años Ellen DeGeneres salió en la portada de Time y declaró: «Ajá, soy gay», dejando esas tres palabras como el testimonio más contundente que alguna celebridad haya dado.

Jodie Foster, otra doble ganadora de los Oscar y también conocida por su personalidad tan directa, dijo tácitamente lo mismo —pero sin las tres palabras— cuando recibió el Premio Cecil B. DeMille en los Globos de Oro 2013. Ella provocó semanas de pláticas de pasillo con su mensaje sin precedentes (en su caso). Sin embargo, ¿hubiera violentado su intimidad haber pronunciado esas tres palabras?

Vale la pena aclarar que no es necesario que las celebridades tengan que exhibirse ante todos solo por quedar bien con su público. Pero al admitir que eres gay, sin tener que bailotear y solo decirlo directamente, ¿piensas que con ello le estás abriendo la puerta de tu intimidad a los demás?

Si bien nunca aprobaré que tengas que decirlo a fuerza, tampoco podemos normalizar el ser gay si no podemos aceptar por completo esta situación. Y para aquellos que insisten que la sexualidad de las personas no debería importar… tienen razón. Pero con ello simplifican algo que es más complejo que decir blanco o negro. Si acaso no importa, ¿entonces por qué sufren tanto los jóvenes enclosetados?

Si ellos pudieran escuchar a más celebridades que admiran y respetan decir «ajá, soy gay», quizá sería más fácil que lo admitan ante ellos mismos y los demás. La renuencia de una estrella a decir esas palabras en voz alta podría reforzar las dudas y temores de sus fans en el clóset, muchos de los cuales no pueden hacer sus propios «anuncios» en los que reconocen a sus «heroicos copadres» y a sus «exparejas en la vida amorosa pero almas gemelas espirituales» en los Globos de Oro.

Si sus modelos a seguir pudieran decir cómodamente que son gay, no implicándolo o bromeando al respecto, quizá todo eso lo podríamos entender como que hay una total aceptación en ser gay.

Si los jóvenes en el clóset pudieran escuchar a más celebridades que admiran y respetan decir: «Ajá, soy gay», quizá sería más fácil que ellos lo admitan ante ellos mismos y los demás.

Cuando Ellen salió del clóset lo tomó con humor. (¿Recuerdan ese personaje de Ellen en el Show de Rosie O’Donnell de 1996 en la que dijo que era lesbanesa?) A fin de cuentas, ella tuvo el valor y el coraje de arriesgar su reputación y su carrera en favor de la verdad. «Ajá, soy gay». Al salir del clóset, Ellen no revelo algo más de intimidad que lo que hace, por ejemplo, una estrella embarazada cuando sale a decir que ella y su pareja serán papás.

Muchos actores gays han seguido el liderazgo de Ellen y nada pasó con sus carreras. Ricky Martin; Sam Smith, ganador de un Grammy y un Oscar, así como el exanfitrión de los Tonys, Neil Patrick Harris, son apenas un puñado. Cómo han cambiado los tiempos desde Rock Hudson y Liberace. Salir del clóset ya no es visto como un suicidio profesional. Puede hasta salvar vidas.

Eso, para mí, siempre será más importante que exhibir cada detalle de nuestra vida personal o de provocar algunas buenas risas en una noche de premios.

Este artículo fue publicado originalmente en HuffPost y luego traducido.

*Este contenido representa la opinión del autor y no necesariamente la de HuffPost México.