Por qué el plan de la UE para marginar a Rusia y China en Asia Central es «una triste broma»
Aunque reconozca los antiguos vínculos de la región con Rusia y China, el bloque europeo quiere ampliar su influencia en Asia Central. ¿Qué podría ofrecer la unión a cambio?
«La Unión Europea [UE] está tratando de ganar algo de influencia en Asia Central mientras Rusia está involucrada en el conflicto de Ucrania», comunicó a Sputnik el economista petrolero internacional y experto en energía global, Dr. Mamdouh G. Salameh.
En su opinión, Josep Borrell, el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, que visitó Kazajistán los días 17 y 18 de noviembre, está tratando de abrir una brecha entre Rusia y los países de Asia Central, pero fracasará estrepitosamente.
«La razón es que los países de Asia Central tienen enormes intereses económicos, de seguridad y energéticos mutuos con Rusia, que son vitales para su desarrollo y prosperidad económica», continuó el experto.
El 20 de noviembre Borrell declaró que, aunque Rusia y China sigan desempeñando un papel importante en Asia Central, la UE está dispuesta a intervenir y reforzar los lazos con la región y, además, a desarrollar nuevos corredores de transporte que eviten a Rusia, así como a superar a China en términos de inversiones. Examinando tales delcaraciones, el economista jefe de energía del CER-Centro Europa Ricerche, Demostenes Floros, sugirió que la UE puede ofrecer a los países de Asia Central inversiones directas y préstamos.
Borrell también reflexionó ante la prensa europea sobre la nueva estrategia de conectividad de la UE, denominada Global Gateway. Según él, es la forma que tiene el bloque de «mostrar presencia política y ambición» en Asia Central. También insinuó que Global Gateway pretende convertirse en el competidor de la Iniciativa de la Franja y la Ruta liderada por China.
Sin embargo, los medios de comunicación europeos admiten que los 300.000 millones de euros de inversión de Global Gateway no son en absoluto suficientes para contrarrestar el ambicioso proyecto multinacional de China. Por otra parte, este verano, China se comprometió a intensificar el comercio y las inversiones en Asia Central e incluso a abrir su mercado interno a más bienes y productos agrícolas de la región.
«La UE tiene (…) que enfrentarse a los enormes intereses energéticos, comerciales y de inversión de China en Asia Central. La UE persigue los recursos de gas y petróleo de la región, pero China ya está bien arraigada en la región y ya compra la mayor parte de las exportaciones de petróleo y gas de la región. Además, los países de Asia Central comparten fronteras terrestres y oleoductos y gasoductos tanto con Rusia como con China (…) Rusia y China son los socios naturales de los países de Asia Central. Rusia lleva años proporcionando empleo a la mano de obra centroasiática, bienes, materias primas, seguridad y rutas para sus exportaciones de gas y petróleo (…) La UE nunca podrá proporcionar esa asociación y esos mercados a los países de Asia Central», expresó Salameh.
La UE: el amigo por interés de Asia Central
Según los observadores, la UE empezó a estrechar lazos con los productores de energía solo después de romper los vínculos con Rusia e imponer un embargo energético a Moscú por la operación militar especial del último para desmilitarizar y desnazificar Ucrania.
A principios de 2022, los funcionarios de Bruselas intentaron ganarse el favor de los productores de hidrocarburos africanos cuando las sanciones antirrusas se volvieron en contra del bloque europeo, agravando la crisis energética y acelerando la inflación. Si la UE está realmente dispuesta a establecer asociaciones energéticas duraderas con las naciones de Asia Central, debería invertir fuertemente en la infraestructura necesaria para enviar esos productos básicos fuera de la región sin salida al mar, cree el codirector del Instituto para el Análisis de la Seguridad Global, el Dr. Gal Luft.
«Se necesitan grandes inversiones para construir un oleoducto transcaspiano para el petróleo y el gas, la ampliación del Corredor Medio a través de Turquía y Azerbaiyán, la expansión de la capacidad de producción de energía y las instalaciones de almacenamiento y logística», comentó Luft.
El académico destacó que Europa puede ofrecer todo tipo de ventajas para que los países de Asia Central se sientan más aceptados e importantes, pero al final lo único que importa es la inversión. Además, añadió que Asia Central lleva décadas intentando exportar su energía a Europa con un éxito limitado, y que los actores regionales «son escépticos ante las promesas y declaraciones de la UE y esperarán a ver si pueden ser respaldadas por acciones reales antes de dar un paso atrás respecto a Rusia».
Luft espera que, una vez resuelto el conflicto ruso-ucraniano, la UE vuelva a cambiar de objetivo y «siga su camino o encuentre un remedio energético en Irán o África». A diferencia de los burócratas de la UE, Rusia seguirá siendo siempre el patio delantero de Asia Central, señaló el académico, agregando que los países centroasiáticos lo saben y calcularán sus movimientos en consecuencia.
«Los líderes de Asia Central reconocen que la UE y los países occidentales en general son amigos de buen agüero que solo buscan alternativas al suministro de petróleo y gas ruso», se hizo eco Salameh. «Por tanto, no confían en que cumplan sus promesas. Sus tratos con el mundo árabe, África y América Latina hablan de sus propios intereses y de su hipocresía», señaló.
La UE «no es un líder en asuntos internacionales»
Además, Salameh enfatizó que la UE no se considera una entidad independiente capaz de ejercer una autonomía estratégica, lo que la hace aún menos fiable a los ojos de los países de Asia Central.
«Hasta ahora, [la UE] fracasó estrepitosamente a la hora de librarse de los pies de EEUU. Se ha dejado arrastrar por EEUU a un conflicto en el que no tiene intereses vitales, profundizando así la desastrosa crisis energética que la envuelve desde enero de 2021. Así, el consejo del Sr. Borrell a Asia Central para que desarrolle su autonomía estratégica respecto a Rusia será ignorado», subrayó.
La UE aún no ha propuesto nada sustancial a Asia Central, y no está claro que pueda aportar nuevas soluciones a largo plazo para la región, sobre todo teniendo en cuenta la deplorable situación económica actual del bloque, que incluye una inflación galopante, una crisis energética y una recesión.
Anteriormente, el Servicio Europeo de Acción Exterior comunicó que la UE había puesto en marcha un nuevo proyecto de conectividad sostenible con países de Asia Central por valor de 7 millones de dólares, destinado a mejorar la eficiencia energética y promover las energías renovables. Sin embargo, parece ser «uno de esos trucos que se les ocurren a los países occidentales cuando quieren embaucar a otros países en desarrollo y darles la impresión de que su única preocupación es ayudarles con tecnología mejorada», según Salameh.
«7 millones de dólares para toda la región es una triste broma. Casi un insulto. Revela la forma en que Europa está operando: haciendo grandes declaraciones sobre esto y aquello, solo para ser seguido por una miseria», resaltó el analista.
Salameh expresó sus dudas de que los responsables políticos de la UE «tengan la previsión y, sobre todo, la voluntad política de promover un compromiso sustancial con la región, en lugar de continuar con su actual enfoque de iniciativas endebles y vacías». Según el experto, «la UE siempre será un seguidor, no un líder en los asuntos internacionales».