¿Eléctrico o diésel?

Por Sergio Sarmiento |  ¿Qué auto contamina más? ¿Un Tesla S P100D eléctrico o un Mitsubishi Mirage de gasolina? Casi todo el mundo dirá que el Mitsubishi. Después de todo, los autos eléctricos son limpios y los de gasolina sucios, ¿verdad?

Contrario al dogma, el Mitsubishi de gasolina contamina menos. Un estudio del Laboratorio Trancik del Instituto de Tecnología de Massachusetts señala que el Tesla genera 226 gramos de dióxido de carbono por kilómetro en su ciclo de vida, mientras que el Mitsubishi sólo 192. Este estudio confirma un hallazgo anterior de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología, que apuntaba que los autos eléctricos de gran tamaño emiten más contaminantes que los autos compactos de gasolina (FT, 8.11.17) si se considera toda la vida del vehículo, desde la fabricación inicial hasta la disposición final.

A lo anterior hay que sumar la enorme diferencia en precio. El Tesla S P100D se vende en Estados Unidos en 134 mil 500 dólares para el modelo más austero, sin considerar impuestos o subsidios (Kelly Blue Book). Al tipo de cambio de ventanillas bancarias de ayer, 19.45 pesos por dólar, esto equivale a 2 millones 616 mil 25 pesos. En cambio, el Mitsubishi Mirage 2018 tiene un precio de 13 mil 395 dólares para el modelo austero (mitsubishicars.com), o sea, 260 mil 533 pesos.

La información viene a cuento por la decisión de algunos países de anunciar prohibiciones futuras de los autos de gasolina o diésel. El Gobierno británico dio a conocer en julio que empezará a aplicar la prohibición en 2040. Francia anunció previamente la medida para el mismo año. La canciller alemana, Angela Merkel, no ha querido comprometerse con un año, pero también ha señalado que “el enfoque es correcto”. Otros gobiernos, incluidos los de China y la India, han indicado que igualmente quieren prohibir los autos de combustión interna.

Si algo nos dice la experiencia, sin embargo, es que las políticas públicas que se fijan en oficinas burocráticas para definir el rumbo de la industria han sido fallidas o dañinas. Durante décadas, los gobiernos europeos promovieron el uso de automóviles de diesel, ya que consideraban que eran menos contaminantes que los de gasolina. Empujaron así a los fabricantes a privilegiar su producción y cobraron un menor impuesto al diésel que a la gasolina. El diésel es hoy entre 10 y 20% más barato que la gasolina en Europa, mientras que en México es ligeramente más caro. En 2014 el 53% de los autos que se vendieron en Europa tenían motores diésel (WSJ). En cambio, en Estados Unidos o en México el diésel se usa casi exclusivamente en vehículos pesados.

Los políticos europeos que impulsaron el diésel hoy se dan cuenta de que cometieron un error y han dado marcha atrás. Ahora castigan el diésel porque reconocen su contaminación. Si bien un vehículo de diésel usa cuatro veces menos combustible que uno de gasolina, contamina cuatro veces más por sus emisiones de dióxido de nitrógeno y partículas. Los políticos están tratando nuevamente de adivinar el futuro al prohibir los autos de gasolina y diésel en el futuro. No se dan cuenta de que pueden ser menos contaminantes. Lo que quieren es proyectar una falsa imagen de ecologistas.

Una buena política pública debe tomar en cuenta toda la información científica disponible y no sólo la políticamente correcta. Debe también ser flexible, lo cual es imposible si se emiten prohibiciones con más de 20 años de anticipación. El objetivo debe ser reducir la contaminación, no simplemente conseguir votos.

CRECE INDUSTRIA

En México sigue creciendo la industria automotriz. La producción creció 11.1% en octubre a 365 mil 111 unidades, de las cuales 287 mil 465 se exportaron. Al TLCAN y a los motores de gasolina debemos esta bonanza económica.