EU llena de plomo a México y AL

El Center for American Progress revela que entre 2014 y 2016 más de 50,000 armas de EU se recuperaron en investigaciones criminales en 15 países americanos.

Por LeoPeralta | La violencia mexicana tiene como apellido arma de fuego. AK-47, AR-15, calibre 45, son términos tan comunes que son parte común de narcocorridos y narcovideos, pero también son responsables de dos terceras partes de los casi 16 mil homicidios ocurridos en México en 2016.

No es un misterio que la mayor parte de estas armas provienen de los Estados Unidos, pero un estudio publicado por la organización cívica estadounidense Center for American Progress encontró que las armas de fuego estadounidenses juegan un importante rol en la violencia de lugares tan alejados como Costa Rica y Haití.

El estudio ‘Más allá de nuestras fronteras: cómo las débiles leyes de armas de EU contribuyen a los crímenes violentos en el extranjero’, publicado el viernes 2 de febrero, es una primera radiografía de la influencia que tienen las armas estadounidenses en la violencia de la región de Norte, Centroamérica y el Caribe.

Uno de sus principales hallazgos es que «entre 2014 y 2016, en 15 países de la región se recuperaron 50,133 armas de fuego originarias de los Estados Unidos como parte de investigaciones criminales», señala en sus primeros párrafos el estudio.

En el caso mexicano, aunque las armas de fuego han sido parte de la violencia nacional desde siempre, durante los últimos años se ha registrado un incremento en el uso de fuego en homicidios. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) a inicios de la década de 1990 en aproximadamente la mitad de los homicidios estaban involucradas armas de fuego mientras que para 2016, último año para el que existen estadísticas disponibles esta proporción ya se acerca al 65%.

LEO PERALTA Fuente: Elaboración propia con datos del INEGI

La marea de armas provenientes de los Estados Unidos es inmensa. El estudio estima que cada año entran de contrabando al país alrededor de 213 mil armas de fuego, de las cuales alrededor de la mitad son armas largas, categoría que incluye armas semiautomáticas como el famoso cuerno de chivo. Lo más perturbador es que la mayor parte de estas armas fueron adquiridas de manera legal: de 106 mil armas recuperadas y analizadas por el Bureau of Alcohol, Tobacco, Firearms and Explosives (ATF), el 70% fueron adquiridas en tiendas legalmente establecidas, en su mayoría ubicadas en cuatro estados del país vecino: Texas, California y Arizona.

Otros países también padecen los efectos de las armas estadounidenses. Canadá, el aparentemente tranquilo vecino del país de Donald Trump comienza a experimentar un incremento en el uso de armas de fuego entre los criminales canadienses, «había violencia pero no era violencia armada. Ahora ves con más frecuencia armas de fuego en episodios de intimidación, recolección de deudas o protección«, señaló un oficial de policía de Ottawa citado en el estudio.

«Armas que son originalmente compradas en EU se utilizan en países vecinos para cometer un delito al menos cada 31 minutos», dijo Chelsea Parsons, Vicepresidenta de Política de Armas y Crimen del Center for American Progress y coautora del informe. «Para enviar armas al exterior, los traficantes están explotando las mismas lagunas en las leyes estadounidenses que facilitan el tráfico ilegal de armas domésticas. Tenemos la obligación moral para encontrar soluciones políticas con sentido común para mitigar la exportación de estas herramientas de violencia.»

Hacia el sur de la frontera mexicana, las armas estadounidenses siguen su camino por Guatemala, Belice, El Salvador, Honduras, Costa Rica y hasta Panamá. Los datos reunidos por el estudio indican que entre una y casi dos terceras partes de las armas incautadas en Centroamérica tuvieron como punto inicial de venta una tienda de armas en los Estados Unidos.

LEO PERALTA Fuente: Center for American Progress

Las redes de tráfico de armas tienen la capacidad de cruzar por avión y barco el Mar Caribe para armar delincuentes en por lo menos siete países de la región, siendo el caso más grave Haití, un país donde virtualmente la totalidad de las armas recuperadas provienen de los Estados Unidos.

Las razones de esta exportación involuntaria de armas no son complicadas. El derecho establecido por la Constitución de los Estados Unidos a la posesión de armas ha creado un entorno con escasas restricciones a la venta de cualquier tipo y volumen de armas a particulares, además de la existencia de figuras como la compra de paja (straw purchase) donde una persona sin antecedentes penales adquiere armas para revenderlas a terceras personas, muchas veces criminales. Además el «entorno competitivo» del mercado de armas estadounidense hace que el precio de las armas sea tan bajo para que su precio de reventa genera ganancias suficientes para animar a traficantes de armas en toda la región.

¿Qué debería hacerse? El estudio propone cuatro medidas básicas:

1) Instituir la revisión de antecedentes de todo comprador de armas, actualmente limitada para la ventas de armas en tiendas, excluyendo ventas entre particulares y ferias itinerantes.

2) Obligar el reporte de ventas de grandes volúmenes de armas largas hechas por particulares.

3) Incrementar el acceso a datos relacionados con el tráfico internacional ilegal de armas ya que hoy la ATF rasura datos como el origen de las armas a nivel estatal o condado y el calibre específico de las armas empleadas.

4) Rechazar los esfuerzos para debilitar los mecanismos de control del comercio internacional de armas. La administración del presidente Donald Trump ha propuesto que la aprobación de pedidos en la exportación de armas pase del Departamento de Estado al Departamento de Comercio, lo que debilitaría el control de la exportación a países autoritarios o con graves problemas de inestabilidad al limitarlos a meras transacciones comerciales.

Sin embargo, en la era de Trump, es poco probable que alguna de estas medidas se implemente, cuando ni siquiera el asesinato de 59 estadounidenses en Las Vegas a manos de un individuo armado hasta los dientes ha movido las agujas de la regulación en el país vecino.