Lord Profeco

Sergio Sarmiento

Con la información disponible, realmente no encuentro razones para culpar al titular de la Profeco, Humberto Benítez, por la ilegal clausura del restaurante Maximo Bistrot de la colonia Roma de la Ciudad de México. Todo parece indicar que el procurador no dio ninguna orden para que se aplicara una suspensión de actividades, sino que alguien en su oficina quiso quedar bien con él y con su hija, Andrea (Andy) Benítez, a quien en las redes sociales se ha identificado ya como Lady Profeco.

De hecho, el procurador Benítez se encontraba en recuperación de una intervención quirúrgica cuando ocurrieron los hechos. Hay quien sugiere que se le debe destituir por no haber educado bien a su hija, pero ésa no es una falta que amerite la destitución de un funcionario.

Gracias a la nota del periódico Reforma, y a la durísima reacción de las redes sociales, el asunto quedará más que en una clausura, en una lección para quienes siguen abusando del poder de los cargos públicos. Según informó el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, superior jerárquico del procurador Benítez, el presidente Enrique Peña Nieto ha dado instrucciones para que la Secretaría de la Función Pública investigue el tema y determine quién dio instrucciones para la clausura del restaurante. Al parecer hubo una sobrerreacción, como lo señaló el propio procurador Benítez, pero nadie ha querido reconocer de quién.

Es alentador que los inspectores de la Profeco no hayan podido realizar la clausura. Los propios clientes del Maximo Bistrot se enfrentaron a los funcionarios ante lo que percibieron como una arbitrariedad. Los inspectores tuvieron que huir del lugar sin haber podido completar la clausura, aunque dejaron atrás unos sellos de suspensión de actividades como prueba de su intento.

La nota del Reforma provocó una verdadera tormenta en las redes sociales que ha puesto en riesgo la permanencia de Benítez como titular de la institución. El caso demuestra la capacidad que tienen hoy los medios independientes y las redes sociales para frenar abusos de la autoridad.

Lo ocurrido el viernes 26 de abril, sin embargo, deja varias interrogantes. ¿Por qué tiene Profeco la facultad de cerrar un restaurante por faltas fantasiosas como no tener un anuncio en la puerta sobre cómo se toman las reservaciones o servir mezcal de varios agaves? Los poderes de la Profeco son tan excesivos que la institución puede cerrar un establecimiento a discreción de un funcionario.

Este abuso lo hemos visto también cuando ha amenazado de clausura a los expendios de huevo por aumentar el precio del producto, a pesar de que en México no hay ya controles de precios.

Por otra parte, mientras la Profeco buscaba clausurar el Maximo Bistrot por faltas inventadas, la colonia Roma de la Ciudad de México está invadida de puestos ambulantes de comida que la Profeco no cierra, a pesar de que cometen las arbitrariedades más graves que pudiera uno pensar. El argumento es que la Profeco no tiene facultades para actuar contra quienes están en la economía informal. La ley no es para todos.

Hay lecciones múltiples en el caso de Lady Profeco y el Maximo Bistrot. La primera, y más fácil de entender, es que la prepotencia sigue siendo una forma de vida de los poderosos y sus allegados. La segunda, más sutil, que en México se sigue linchando a una persona, ¿Lord Profeco?, por las faltas que cometen sus parientes. La tercera, que los medios y las redes sociales están cumpliendo cada vez más con su función. La cuarta, y quizá más importante, que necesitamos reglas claras que se apliquen a todos, políticos o ciudadanos, formales o informales, porque de otra manera seguiremos viviendo en la anarquía.

AHORROS

Humberto Moreira dice que vive de sus ahorros. Como gobernador de Coahuila ganaba 112 mil pesos mensuales (Animal Político 24.11.10). El sueldo de un presidente del PRI es de 61 mil pesos mensuales (La Jornada 19.9.12). ¿Cómo ahorró tanto con estos sueldos?

Twitter: @sergiosarmient4