Fin de año

El crecimiento de la economía este año quedaría en 5.4%, pero el de 2022 a duras penas llegaría a 1.6%, dice Macario Schettino.

Julio Santaella termina su periodo de seis años al frente de INEGI en unos días. Ha sido uno de los mejores, si no el mejor, presidente de esa institución, me parece. En estos años fuimos testigos de grandes mejoras en la generación de información, en la innovación de productos y en la relación del instituto con los consumidores más relevantes, desde gobiernos y organismos, hasta academia y medios. Una gran felicitación de esta columna.

Lo reemplaza Graciela Márquez, economista de origen, pero especializada en historia económica, a quien le deseamos mucho éxito. Sin duda podría aprovechar sus conocimientos para avanzar en algo que INEGI sí ha dejado pendiente: la información histórica. Una nueva edición de las Estadísticas Históricas, con más rigor y amplitud, por ejemplo, o la conciliación de series con distintos años base, serían grandes avances. Esperemos que así sea.

Aprovecho este cambio en el instituto que genera las estadísticas económicas para presentarle una última estimación. Como usted sabe, lo importante para el comportamiento de la economía en este momento es la recuperación de la demanda interna, que se compone esencialmente de inversión y consumo. En el primer rubro, alcanzamos el máximo reciente en julio de 2018, con 111.8 unidades (el índice vale 100 para 2013). Tal vez por las elecciones, el índice se redujo un poco, pero se mantenía en 109.5 puntos en septiembre y octubre de ese año. El último día de ese mes, se canceló la construcción del aeropuerto, y el indicador de inversión se desplomó a 102.5 unidades en noviembre. Para febrero de 2020, antes de la llegada del virus, pero ya con la amenaza a nivel global, el indicador estaba en 96.9 unidades. En septiembre pasado, reportó 93.4 puntos. Contra el máximo mencionado, la inversión se ha contraído -16.5%.

De octubre tenemos información ya de ventas de vehículos y de construcción, así como de importaciones de bienes de capital. Con esos datos, es muy probable que estemos por debajo de 93 puntos para ese mes, y sin cambios relevantes esperables en el cierre del año, con lo que el indicador de inversión, para todo 2021, promediará apenas por encima de esos 93 puntos. La amenaza pendiente de la reforma eléctrica, que impediría abasto seguro y a buen precio del fluido, está ahuyentando a los pocos que pensaban aprovechar el conflicto entre Estados Unidos y China para venir a México, o para ampliar aquí sus actividades. Sin duda hay algo en frontera, pero no más. Veo difícil que tengamos un crecimiento en inversión superior al 2% durante 2022. Para ilustrar, el promedio de crecimiento de la inversión en el sexenio pasado fue de 1.4% anual.

Por el lado del consumo, el máximo reciente ocurrió en julio de 2019, con 118 unidades, y para febrero de 2020, antes de la pandemia, estaba en 117.4. En septiembre estuvo en 113.8, y con los datos de ventas de autos, autoservicio y departamentales, es de esperarse un avance importante en octubre, y menor en noviembre. El promedio de 2021 rondará 112.8 unidades. Este mes de diciembre será apenas -2% inferior al máximo mencionado, que no está mal. El detalle es que tampoco se percibe que podamos tener un crecimiento espectacular en este indicador, pero podríamos quedar cerca de 3% para 2022.

Con los datos mencionados, el crecimiento de la economía este año quedaría en 5.4%, pero el de 2022 a duras penas llegaría a 1.6%, que es además la tasa de crecimiento esperable en el futuro: el crecimiento del PIB potencial.

A pesar de todo, quiero desearle un gran 2022. Esta columna dejará de publicarse las últimas dos semanas del año, pero el 3 de enero aquí nos vemos. ¡Felicidades!