El peligro

Sergio Sarmiento

Por un lado las exportaciones, que han sido el motor de la economía mexicana desde la crisis de 2009, se estancan y empiezan incluso a declinar. Por otra parte, un fuerte ingreso de divisas extranjeras, producido por las muy laxas políticas monetarias de los países desarrollados, impulsa un alza del peso.

Quizá es un momento de peligro.

En el primer trimestre de 2013 las exportaciones mexicanas fueron de 88,232.5 millones de dólares, un descenso de 1.6 por ciento sobre el mismo periodo del año anterior. En los años anteriores, a partir del desplome del primer semestre de 2009, las exportaciones mexicanas crecieron a ritmos muy sólidos. De hecho, las ventas mexicanas al exterior han sido el mayor impulso de la economía en estos últimos años.

La declinación hoy en las exportaciones es en parte producto del decepcionante crecimiento de la economía estadounidense y de la recesión que ha afectado nuevamente a varios países de Europa. Esta situación, sin embargo, no ha debilitado al peso como habría podido pensarse. Un fuerte ingreso de capitales ha apreciado la divisa mexicana. Si bien hasta la fecha esta apreciación “ha sido congruente con la fortaleza que muestra la economía” nacional, según dijo el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, en la Convención Bancaria de Acapulco, “la volatilidad que se ha observado en los flujos de capital puede propiciar una sobrerreacción del tipo de cambio que debe ser monitoreada cautelosamente por la autoridad”.

El dólar se cotizó el viernes pasado a 12.35 pesos por dólar en el mercado al menudeo. En el de mayoreo de 48 horas el tipo se encontraba este 26 de abril en 12.145. El costo del dólar de mayoreo ha caído 5.6 por ciento en lo que va de este año o 7.8 por ciento desde un año antes, el 26 de abril de 2012. No parece mucho, pero para una industria de exportación que trabaja con márgenes reducidos es importante.

El gobernador Carstens no considera que el peso se encuentre sobrevaluado. De hecho, en la Convención Bancaria mostró una gráfica que señala que México es uno de los países emergentes que más ha logrado mantener su depreciación real desde 2008.

Pero muchos países están inyectando grandes cantidades de dinero a sus economías. El resultado ha sido generar un exceso de liquidez en el mundo. Una parte de ese dinero se está yendo a los países emergentes, como México, que tienen tasas de interés muy superiores a las de los países ricos. Por eso ha subido el peso.

El que los inversionistas internacionales estén colocando recursos en bonos y certificados mexicanos es en principio una buena señal, pero ese dinero se puede ir en el momento en que cambien las circunstancias. Un retiro abrupto podría provocar una devaluación del peso.

Este riesgo ha hecho que el Banco de México mantenga una actitud de cautela. En este 2013 la institución va a seguir aumentando las reservas internacionales. Me dice el gobernador, de hecho, que el banco podría comprar unos 20 mil millones de dólares para añadir a los 160 mil millones que ya tenemos en reservas.

La debilidad de la economía internacional obliga, por otra parte, a redoblar los esfuerzos por fortalecer la economía interna y aumentar la productividad. La Secretaría de Hacienda mantiene todavía una previsión de crecimiento de 3.5 por ciento para este 2013, cifra inferior al 3.9 por ciento de los últimos dos años o al 6 por ciento que es la meta para este sexenio. Pero el que las exportaciones hayan dejado de crecer es una señal de peligro que no podemos menospreciar.

JUNIOR EN PROFECO

El que la Procuraduría Federal del Consumidor haya mandado cerrar el restaurante Máximo Bistrot de la colonia Condesa en el D.F. porque no le dieron una mesa rápidamente a Andrea Benítez, hija del procurador Humberto Benítez, como publicó ayer el periódico Reforma, confirma que el influyentismo no ha desaparecido del nuevo PRI.

Twitter: @sergiosarmient4