El negocio de hacerla de tos

Carlos Marín

Mal que bien, una gran variedad de los incontables problemas que afectan a distintos sectores de la población suelen ser siempre, si no resueltos a satisfacción de los afectados, aligerados o notablemente aliviados por el ingrediente que pone cada parte cuando se quiere de veras enfrentar lo que sea: voluntad.

Aun en aquellos en apariencia insuperables (el conflicto poselectoral de 2006, la caída de la profesora Elba Esther Gordillo y el subsecuente alineamiento de su sindicato, o la reactivación del Pacto por México, por citar casos estelares), ese factor es decisivo para que la cosa pública no se vuelva un “¡sálvese quien pueda!”

Hay otros problemas, sin embargo (y por fortuna los menos), que se antojan de solución imposible, porque una o varias de las partes lo menos que desea es la solución de nada.

De los profes de la CNTE, su negocio es el conflicto.

¿Y qué tal los cecehacheros que asaltaron la Torre de Rectoría de la UNAM? Exigieron un debate, pero a la hora de la hora se echaron para atrás.

Lo menos que quieren es que se resuelva nada. El chiste de su pataleo es… patalear.