Después del festejo

Gerardo Flores Sánchez

La mitad de la población del estado está compuesta por mujeres, 845 486 de ellas son madres. Ahora se es madre a edades cada vez más tempranas, lo cual resulta en que 1 de cada 3 madres tamaulipecas es adolescente. Se da la difícil situación de mujeres que tiene que ser madres y abuelas al mismo tiempo. Aunque ya pasaron los tiempos que el promedio de hijos por mujer era de 6 o 7, ahora al menos las madres tienen 2 o 1 hijo. Pero para fines prácticos para ser madre, con todo lo que implica en satisfacciones, carga de trabajo y angustias, es igual uno que 8 hijos.

Como desde hace 91 años, el día de ayer se celebro en muchos hogares e instituciones el Día de las Madres, que seguramente se extenderá hasta el resto del fin de semana, pese a que no coincidió con la quincena y que a diferencia de otras ocasiones  no se dieron desde el alto nivel los arreglos financieros necesarios para que se adelantara el pago a los trabajadores y pudieran contar con efectivo para los gastos de esta fiesta que junto con las de 15 de septiembre, de navidad y año nuevo son las que causan mayor derrama económica. Ni modo, se lo perdió el comercio organizado.

De cualquier forma, quedó el recurso de las tarjetas de crédito y de otras formas de endeudarse sin pensar demasiado en el futuro, operando bajo el principio nacional de “consuma lo que se deba, aunque deba lo que consume”.  Esto desde el punto de vista eminente comercial que domina este día especial.

Pero no todo es dinero y consumismo, pues desde el jueves en la noche se empezaron a escuchar mañanitas en diferentes puntos de la ciudad. La mayoría con músicos improvisados y algunos más elegantes con tríos, mariachis, fara-fara y hasta la pista en grabadora portátil.

Para el diez de mayo, algunos se organizan con familiares y amigos para agasajar a sus madres con comilonas en algún restaurant o en la casa. La madre siempre feliz, en muchos casos se encarga de todo: la compra de los víveres, su preparación, servirlos, levantar los trastes, lavar los platos sucios, recoger los pedazos y batallar con algún hijo si un poco pasado de copas se pone sentimental o reclamón: todo aguanta el amor de madre y cabe en la manera rara de algunos hijos e hijas que creen que ser amado incondicionalmente por su madre es ser servido sin protesta por ella.

Como la participación laboral de la mujer alcanza el 50% y más, la fiesta invadió los centros de trabajo y de instituciones públicas y algunas empresas privadas. En ellos hasta un plato modesto llenó de alegría los corazones maternos, que hicieron un paréntesis en su rol de trabajadoras y empleadas. En el colmo de la generosidad de los patrones o jefes de las obreras-empleadas-mamás, en varios casos se les dieron regalos y sorpresas. Caras tristes bien disimuladas cuando no recibieron o ganaron nada y de alegría franca cuando la diosa fortuna les sonrió. Como en todo festejo donde se juntan mujeres no faltó un poco de regateo, negociación y disputa por llevarse los mejores premios, pero todo como parte del propósito de hacerlas sentir que el mundo está agradecido de que existan estos ángeles que se llaman: mamá.

El impacto social, económico, político, cultural y familiar, del mundo moderno sobre el hecho de ser madre en estos tiempos, ha producido una gama amplía de combinaciones del rol materno con otros diversos. Así encontramos madres-trabajadoras, madres jefas de familia, madres empresarias, ejecutivas y políticas; madres trabajadoras-estudiantes, madres de hijos propios y de su pareja, etc. Por lo tanto definir y ser el rol de madre es complejo y en permanente proceso de ajuste a los cambios. Pero para las mujeres de hoy, que desde el siglo XX empezaron a salir del estado de inmovilización social que por siglos padecieron, los retos ya no las amedrentan, los toman como solo ellas saben hacerlo, con valor, sencillez, con naturalidad y con esa capacidad de poner amor en todo lo que hacen y les rodea. Doblemente benditas, por ser mujeres y por ser madres.

Por otra parte para quienes no tuvimos el privilegio de contar el día de ayer la compañía de nuestra madre, ya sea por razones de trabajo, de diferente residencia o porque hayan fallecido, nos quedo disfrutar su presencia emocional y espiritual que nunca nos abandona, pues como todos los regalos y dones que Dios nos da gratuitamente, los merezcamos o no, las madres con su corazón amoroso y sus manos tiernas y comedidas siempre prestas a protegernos, cuidarnos y consolarnos, son dados para la eternidad.

Felicitaciones a todas las madres no solo por el 10 de mayo, sino por todos los días del año en que con su generosidad sobrenatural nos hacen tan felices nuestras vidas.