González Canto en contubernio con los orientales

Manuel Mejido

*El dragón chino que pretende asentarse en Cancún

*Necesaria inversión, que genere riqueza y no saqueo

El espectacular arranque del gobierno de Enrique Peña Nieto, los descubrimientos de fraudes, engañifas y más muertos aún del sexenio de Felipe Calderón y de los grandes proyectos para desarrollar a México han pasado a un segundo o tercer plano de la atención nacional al peligroso asunto de la invasión comercial china dentro del territorio nacional en Quintana Roo.

En Cancún siguen apareciendo irregularidades derivadas de sobornos a las autoridades, relacionadas a la construcción del gigantesco centro comercial Dragon Mart (ubicado entre Cancún y Puerto Morelos) cuyo capital y socios también han levantado una gran ola de sospechas y suspicacias.

Aún no se esclarece debidamente quiénes son los propietarios del emporio ni quiénes sus prestanombres, pero ya cuatro mil 500 empresas chinas han solicitado espacios en su pabellón permanente de Dragon Mart, según lo anunció Juan Carlos López Rodríguez, supuesto accionista y director general del proyecto.

El enorme centro comercial chino, que tiene muchas aristas y recovecos sobre sus verdaderos propietarios y la serie de trampas y simulaciones que lo rodean, contará con 14 pabellones de exhibición, de los cuales sólo uno será dedicado a México. La situación desventajosa en que quedaría, no sólo Cancún sino México, frente a la rapacidad china, está apareciendo en todos los ámbitos de ese proyecto que, por sus características de injerencia, no debe ser autorizado, máxime porque las autoridades locales ya fueron sobornadas para entregar concesiones especiales. El exgobernador de Quintana Roo, Félix González Canto, concedió subsidios fiscales hasta del 100 por ciento a Dragon Mart, en perjuicio de la hacienda pública estatal.

Esa sesión sospechosa se hizo en el convenio firmado el 22 de marzo de 2011 por González Canto y Hao Feng, el chino tras bambalinas y presidente de la empresa Chinamex Middle East Investiment & Trade Promotion Centre Fzco, encargado de la operación del centro comercial; y José Luis Salas Cacho, empresario cercano a Vicente Fox, y vicepresidente de Dragon Mart Cancún. González Canto gestionó ante el Gobierno municipal, encabezado por el perredista Julián Ricalde, un subsidio del 75 por ciento del impuesto sobre adquisición de inmuebles, otro subsidio especial de 50 por ciento en el pago del Impuesto Predial y, un tercero, del cincuenta por ciento en los gravámenes por la licencia de construcción.

*A los chinos todas las facilidades Muy diligente González Canto se ofreció a gestionar ante la Semarnat el cambio de uso del suelo, de forestal a comercial; en la reubicación de dos torres de energía eléctrica de alta tensión de la CFE, además de cuatro mil becas de trabajo de dos salarios mínimos y 60 días para cubrir las plazas de trabajo que con motivo del proyecto se puedan generar.

¿De qué tamaño no sería el soborno que González Canto se comprometió con los chinos a coordinar, junto con Conagua, la construcción tripartita de una planta de tratamiento de aguas residuales, con valor estimado de 420 mil dólares y desarrollar, en coordinación con el Gobierno federal, un apoyo único para la dotación de vialidades al proyecto, con inversión de seis millones de pesos. En el papel, por lo menos el 45 por ciento de las acciones de Dragon Mart Cancún son propiedad de Carlos Castillo Medrano, supuesto empresario yucateco quien, con Luis Felipe Salas Benavides, José Luis Salas Cacho y Miguel Pedraza Villarreal, del grupo Monterrey, tienen otro 45 por ciento, con lo cual tienen bajo su control el 90 por ciento de la sociedad.

El 10 por ciento restante (y he ahí la gran sospecha) es que Chinamex, propietaria de la franquicia, tiene su sede en Holanda y mantendrá su participación a largo plazo. Además de que la dirección del proyecto estará en manos de China Ocean Shipping Company operadora naviera del gobierno de Beijing.

Dentro de la gran mascarada que promete ser Dragon Mart Cancún su «director general», Juan Carlos López, aseguró que el centro comercial generará cinco mil 500 empleos directos en la Península y, quién sabe de donde sacó los datos, dijo que dejará una derrama de 700 millones de dólares, aproximadamente, en comercios y servicios locales, que tampoco estipuló de qué tipo serán. La construcción de la colosal obra tardará 18 meses y, por lo mismo, se tiene previsto que entre en operación en abril de 2014.

*Quién miente, los mexicanos o los chinos Sigilosamente, muy a lo chino, los verdaderos propietarios del «mall» y sus prestanombres mexicanos ya cuentan con un importante documento para avalar la construcción del centro comercial que es el de impacto ambiental, ya concedido por el Instituto de Riesgo y de Impacto Ambiental del estado de Quintana Roo. Sin embargo, Rafael Pacchiano Alamán, subsecretario para la Gestión Ambiental advirtió que el desarrollo no está registrado como dicen sus supuestos propietarios. El documento expedido por la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental de Cancún, dice lo siguiente textualmente: «En relación a la solicitud de información concerniente a la persona moral Real Estate Dragon Mart Cancún SA de CV y específicamente el proyecto ´Construcción y Operación del Centro Comercial Dragon Mart y Obras Asociadas´ me permito comentarle que de la revisión de los expedientes con que cuenta la DGARI no se tiene proyecto alguno bajo ese nombre ubicado en el municipio de Benito Juárez».

¿Quién miente en este caso? ¿Las autoridades mexicanas o los tradicionalmente embusteros comerciantes chinos que tienen invadido el mundo con productos chatarra y se comportan, en los países donde se instalan como verdaderas pirañas? Por otra parte, Juan Manuel Chaparro, presidente de Fomento Industrial de Canacintra, reconoció que, a simple vista, Dragon Mart impulsará el desarrollo pero, indicó, «lo que más vulnera es un deterioro de las manufacturas nacionales».

El representante de la industria de la transformación, admitió que el país requiere inversión «pero no de aquellas con tan reconocida tendencia donde, en lugar de aportar, extinguen industria, desplazan la mano de obra nacional y restan competitividad al país». w Sony en México es Japón en México: empresario Diversas voces relacionadas con la industria de la transformación y el empleo, señalan que están preparadas a venir a México, con Dragon Mart, 10 mil familias de China.

La pregunta que se hacen es si vienen a quitarle el trabajo a los mexicanos o «de turistas». Una cosa es que venga inversión al país que genere nuevos empleos y otra que venga la llamada «inversión golondrina» que nada más produzca riqueza a los chinos y, con eso, hasta le reste el mercado que hoy tienen los mexicanos. De la manera en que se desarrolla este asunto, da la impresión de que sólo se ven en él asuntos económicos y comerciales y se ha dejado de lado la manera en que los asiáticos proceden en los países en donde tienen grandes inversiones.

Cuando se instaló la maquiladora de Sony de Japón en Tijuana, hubo algunos problemas con los trabajadores y el director, de origen asiático de esa empresa simplemente le dijo a su abogado lo siguiente: «Sony en México es Japón en México», indicándole que seguía las leyes de su país y no las nacionales. El abogado lo sacó de su error, pero finalmente le hizo entender que la empresa estaba instalada en México.

Desde finales de la década de los noventa, un numeroso grupo de chinos, se asentó en el municipio de Chiconcuac, Estado de México, para dedicarse a la venta al mayoreo y menudeo de ropa de bajo costo, ocupación a la que se dedicaban los lugareños, pero que poco a poco fueron desplazándolos hasta apoderarse de todo.

Los chiconcuanenses reaccionaron a tiempo al formar cooperativas y cadenas de producción nacional. En 2010 recuperaron sus negocios y echaron fuera del pueblo a los chinos. Recientemente, en octubre de 2012, en Querétaro el coreano Kim Jaeoak funcionario de la empresa Sam Won, proveedora de la trasnacional Samsung, le propinó dos patadas al trabajador Jorge Alberto Esparza, de 23 años.

La agresión quedó grabada en un video y el connacional fue despedido de la empresa. Pero como se hizo un gran escándalo, el coreano desapareció. También se tiene muy bien documentado el caso de Shenli Ye Gon, el «copelas o cuello», que en connivencia con las más altas autoridades del gobierno de Vicente Fox logró su nacionalidad y permisos para importar a México sustancias para la fabricación de metanfetaminas, básicas para drogas sintéticas. Los orientales ya se apropiaron, de la Zona Rosa y del Centro Histórico de la capital de la república.

Lo que el presidente Peña Nieto y sus colaboradores deben tener muy presente es el comportamiento de los extranjeros con grandes inversiones y de cómo sobornan a las autoridades para obtener privilegios ilegales, como fue el caso, también reciente de Walmart en la construcción de una de sus tiendas en Teotihuacán, muy cerca de las pirámides que tanto enorgullecen a los mexicanos.

Y hasta la próxima semana, en este mismo espacio.

manuelmejido@hotmail.com