No negociaré con los narcos: Gobernador de Chihuahua
“La gran noticia, que pueden todos cerciorarse y que puedo decir con absoluta certeza, es que en la Fiscalía se dejaron de recibir los sobornos, las maletas de dinero, ni el gobernador ni el fiscal César Peniche ni los otros fiscales, ni Óscar Aparicio, hemos entrado en negociación alguna con nadie”, declaró el mandatario estatal.
Aceptó que ya se acercaron emisarios de los grupos del narcotráfico a tratar de negociar la posibilidad de que los dejen trabajar pero, se dijo convencido que ese no es el camino, “negociar no es ni nunca será la fórmula”.
El abrir paso a las negociaciones con los grupos del crimen organizado, a la larga, reflexionó, es producir más daño, más dolor, pues nadie sale vivo de las negociaciones, “nadie sale ileso de esos acuerdos porque siempre irán en una evolución hacia lo peor”.
Como un hombre apegado a la ley, dijo que negociar con narcotraficantes es abrir la puerta a la ruptura institucional, por eso es contrario a la tesis que plantea la necesidad de negociar. “En realidad no sólo hay un problema de trasiego de droga en el estado, digámoslo con toda claridad, en el tema de seguridad, si sólo fuera un tema de narcotraficantes que distribuyen droga hacia otro país, por supuesto, que se encargue la federación, pero ya no es ese el problema, el problema es que están envenenando a nuestros jóvenes, a nuestros niños, ya se disputan mercados locales”.
El gobernador de Chihuahua dijo en entrevista para El Heraldo de Chihuahua que su obligación es cuidar la seguridad de los chihuahuenses, no andar combatiendo a los narcotraficantes, pues es una competencia federal.
“A mí, lo que me interesa, es cómo cuidar a los chihuahuenses, que no los dañen, sería muy fácil hacer la división y decir: bueno, yo me concentro a lo mío, que me respeten a los ciudadanos y ustedes (los narcotraficantes) entiéndanse con el Gobierno Federal”, señaló.
De hacer las cosas así, aceptó que sería muy irresponsable, ya que los narcotraficantes distribuyen y venden la droga en todas las colonias de Chihuahua, de Ciudad Juárez, de Delicias, de Cuauhtémoc, eso se refleja en que el estado tiene uno de los índices de adicciones más altos del país.
Sólo en Ciudad Juárez, ejemplificó, hay entre 150 y 180 mil personas adictas, esta condición es la que le impone, según lo expresó, una condición ética, moral, política y jurídica de que desde el gobierno deben entrarle “con todo” y no negociar nada.
“Los problemas que no se resuelven de fondo, no es cierto que con el tiempo se pudren, no, crecen y se transforman en problemas mayores”.
*Controlan narcotraficantes todo
El gran problema del narcotráfico en Chihuahua, y puede que en todo el país, es la protección que se les brindó por años, ya que ante la reubicación de los cárteles de las ciudades hacia la zona serrana, así como el olvido de los gobiernos de aquellos municipios, se convirtieron en dueños de todo.
“Controlan desde la distribución de los refrescos hasta el cemento, son los fleteros, venden la piedra, están controlando el abarrote, controlan todo”, reconoció el gobernador Javier Corral Jurado y culpó a más de una década de protección de los gobiernos locales.
Los grupos criminales, abundó, son los que dicen a quién se le compra y a quién no, incluso reciben hasta participaciones federales y del gobierno estatal, además tejieron una red amplia de complicidades, lo que se refleja en que muchas minas trabajan con ellos en los fletes.
“Estamos enfrentando un acumulado de años de desdén, de complicidad, de indiferencia y de corrupción, ahí están las consecuencias”, lamentó.
Acusó que tanto fue el abandono de las zonas serranas por parte de los gobiernos anteriores, que los grupos criminales tejieron incluso una red de consenso social, pues en muchos sentidos, son los que han brindado la oportunidad de trabajo a muchas personas, “cuentan con un aval social en ciertas zonas”.
*Luján Weckmann, el gran protegido del sexenio anterior
Uno de los más claros ejemplos de proteccionismo por parte de los gobiernos anteriores, dijo el gobernador, es el recién fallecido Jesús Luján Weckmann, quien era el gran incógnito, de quien muy pocos mencionaban su nombre y no aparecía en las listas, ni nacional ni estatal, de los objetivos prioritarios, pero todos sabían que era uno de los principales jefes en Juárez y en el estado de La Línea.
“Era al que realmente le reportaba El Ochenta, Arturo Quintana, quien llevaba el apodo de El Gato, y uno de los principales narcotraficantes que nos amenazó durante el periodo de campaña”.
Javier Corral recordó que las amenazas llegaron a través de una persona muy vinculada a él, aunque no mencionó su nombre, en la campaña cuando abordó los temas de Namiquipa y Bachíniva, se acercaron a decirle “ya bájale”.
Las amenazas, dijo, las contextualizó en las denuncias periodísticas que en aquel tiempo hicieron Miroslava Breach Velducea y Patricia Mayorga, “las retomé en campaña y eso fue lo que produjo la atención”.
De Jesús Luján Weckmann, alias El Gato, dijo que fue el gran protegido del sexenio anterior, tanto que incluso algunos de sus hermanos ocuparon cargos directivos en los ayuntamientos.
Fue hasta hace apenas unos meses, reveló, que lograron subirlo a la lista nacional de objetivos prioritarios, esto fundamentado en un expediente que abrió la Fiscalía General del Estado.
“Ahora que lo han asesinado el expediente se mantiene abierto y la investigación en torno a su círculo, de sus principales cómplices, continuará; lo hemos dicho siempre, en torno de El Ochenta y varios objetivos, tenemos que capturarlos”.
*Infiltración del narco en policías, resultado de la corrupción y desigualdad social
La complicidad, la omisión y la protección, generaron también un problema de infiltración que calificó Javier Corral como brutal, principalmente en las policías municipales, fue por eso que intervinieron en las corporaciones de seis municipios y próximamente de otros cinco o seis.
Los resultados de tomar el control de la seguridad pública en varios municipios, dijo, es que la incidencia ha ido a la baja y donde el problema era mayúsculo, como Cuauhtémoc y Madera, los delincuentes se han replegado.
Derivado de esa presión del Estado, aseguró es que sucedió el enfrentamiento en Madera, “los fuimos replegando hasta el límite de los contrarios, esa es la verdad, la Policía Estatal no iba a estar cruzada de brazos, teníamos el deber de entrar y enfrentarlos y lo hicimos, los hemos mermado mucho”, se congratuló.
Retomó que el problema de la infiltración es algo gravísimo, pues ya existe una contaminación de las policías municipales que deriva en una vulnerabilidad de los ayuntamientos hacia los narcotraficantes.
Los alcaldes, dijo, se colocan en una debilidad institucional que los mantiene a unos amenazados, a otros cooptados, hay algunos que están comprometidos y la mayoría con mucho miedo ante una realidad en la que el crimen organizado hasta le quita las participaciones a los municipios.
Mucho se especuló sobre acciones de los grupos del crimen organizado tras las elecciones, sobre encuentros con los alcaldes electos y el gobernador Javier Corral Jurado confirmó que a muchos de ellos los detuvieron, los amenazaron, los citaron o incluso los extorsionaron en sus casas.
“Esa es la realidad que me confirma la necesidad de pensar en un ajuste a la legislación, digo que la realidad me ha ido modificando los puntos de vista, sobre todo en el tema de seguridad pública y seguridad interior”.
*En riesgo el Estado de Derecho en el país por crisis del modelo de seguridad
No sólo en Chihuahua está en riesgo el Estado de Derecho, sino en todo el país, pues es a nivel nacional, según consideró el gobernador Javier Corral, hay una crisis del modelo de seguridad pues se ha agotado el régimen político, incapaz de ofrecer soluciones a problemas sociales, de combatir la corrupción, lo que genera incapacidad para combatir el crimen organizado.
“Ya es incontrolable, la expresión más clara de estas dos realidades es la desigualdad pública y la violencia en el país. La violencia, la inseguridad, el crimen organizado y sus formas de actuación son el reflejo de la incapacidad intrínseca de un sistema que no combate ni la desigualdad social, ni la corrupción política”, explicó.
El mandatario refirió que muestra de la realidad mencionada en el párrafo anterior, es que el proceso escaló y mantiene en un agotamiento a las autoridades.
Por ello, prepara desde Chihuahua un modelo de ajustes tanto legales, como de sus propias posiciones legislativas a la Ley de Seguridad Interior, así como en el tema del mando único.
Aseguró que no renuncia a sus convicciones en materia de derechos humanos, ni del orden constitucional, pero sí toma en cuenta que hay una crisis en el país, una de seguridad en la que los gobiernos actuales están siendo rebasados.
Aprovechó para criticar la postura de Andrés Manuel López Obrador sobre pretender sacar las fuerzas armadas de la tarea, dejando solas a las policías estatales o federales, pues sería enviar al país a un caos, “sería una hecatombe”.
Aceptó que existen partes de las fuerzas armadas que están contaminadas, pero nunca será en la proporción en la que están otros cuerpos de seguridad.
Su postura anterior siempre fue sobre el mando mixto, pero actualmente en el mando único advierte el riesgo de que así como se corrompe a varios alcaldes o directores de seguridad pública, se puede corromper a uno solo, pero la situación es más fácilmente detectable y atacable.