Los hombres pueden ser tan hormonales…
Por Therese Huston | “¿Tener más de 40 años te hace sentir la mitad del hombre que solías ser?”
La publicidad de este tipo ha llevado a que un gran número de hombres busque aumentar sus niveles de testosterona. La Administración de Medicamentos y Alimentos informa que las recetas para suplementos de testosterona han aumentado de 1,3 millones a 2,3 millones en tan solo cuatro años.
Hay un tipo de padecimiento que afecta la disminución de la testosterona llamado hipogonadismo que puede provocar fatiga y disminuir el impulso sexual, y es más común a medida que los hombres envejecen. Sin embargo, según un estudio que se publicó en la revista JAMA Internal Medicine, la mitad de los hombres que toman testosterona recetada no tienen una deficiencia. Muchos de ellos solo están cansados y quieren levantar el ánimo. No obstante, tal vez no se estén ayudando mucho. Resulta que el suplemento no es completamente inofensivo: los neurocientíficos están descubriendo evidencias que sugieren que cuando los hombres consumen testosterona, pueden tomar decisiones más impulsivas que suelen estar equivocadas.
Durante años, los investigadores han demostrado que los hombres tienden a sentirse más confiados sobre su inteligencia y capacidad de juicio que las mujeres, porque creen que las soluciones que generan son mejores de lo que realmente son. Esta arrogancia podría tener relación con los niveles de testosterona. En una investigación que realizó Gideon Nave, neurocientífico cognitivo de la Universidad de Pensilvania, junto con Amos Nadler, de la Universidad de Ontario Occidental, se revela que los niveles altos de testosterona pueden dificultar la facultad del hombre para ver fallas en su razonamiento.
¿Cómo es que una alta cantidad de testosterona lleva al exceso de confianza? Una explicación posible se encuentra en la corteza orbitofrontal, una región que está justo detrás de los ojos y es esencial para la autoevaluación, la toma de decisiones y el control de los impulsos. Los neurocientíficos Pranjal Mehta de la Universidad de Oregon y Jennifer Beer de la Universidad de Texas, campus Austin, encontraron que quienes tienen mayores niveles de testosterona muestran menos actividad en su corteza orbitofrontal. Los estudios revelan que, cuando esa parte del cerebro es menos activa, la gente tiende al exceso de confianza en sus capacidades de razonamiento. Es como si la corteza orbitofrontal fuera tu editor interno, el cual te advierte cuándo hay un problema potencial con tu trabajo. Si aumentas la testosterona, tu editor te brindará tranquilidad al dejar de decirte cosas (pero es un engaño).
En un estudio clásico realizado en la Universidad de Wisconsin, los estudiantes universitarios que presentaban exámenes finales calificaron su confianza sobre cada respuesta en una escala de cinco puntos: “uno cuando solo adivinaban” y “cinco cuando tenían mucha certeza”. Tanto los hombres como las mujeres se dieron calificaciones altas al momento de responder correctamente. Sin embargo, ¿qué pasaba al contestar de manera incorrecta? Las mujeres tendían a titubear apropiadamente, pero los hombres no lo hacían. La mayoría marcaba “Seguro” o “Muy seguro” cuando estaban equivocados, con lo cual proyectaban la misma confianza tanto por sus respuestas erróneas como por las acertadas.
También es más probable que los hombres sobrestimen lo bien que realizan actividades en comparación con sus pares. Los investigadores de la Universidad Kiel en Alemania y de Oxford hicieron una pruebacon un grupo de hombres llamado Test de Reflexión Cognitiva (CRT, por su sigla en inglés), el cual sirve para evaluar el juicio y el razonamiento.
Para saber cómo es el CRT, intenta responder esta pregunta: un bate y una pelota cuestan 1,10 dólares en total. El bate cuesta un dólar más que la pelota. ¿Cuánto cuesta la pelota?
Si eres como la mayoría de las personas, tu primera respuesta será que la pelota cuesta diez centavos. Pero es una respuesta incorrecta. Si la pelota costara 0,10 dólares y el bate, 1,00 más (o 1,10), entonces el total sería 1,20. Por lo tanto, la pelota cuesta 5 centavos y el bate, 1,05 dólares.
Si te equivocaste, no estás solo. Incluso en escuelas reconocidas mundialmente como Harvard y Princeton, menos del 30 por ciento de los estudiantes respondieron todas las preguntas de manera correcta. Así de ingeniosas están diseñadas las preguntas. Hay una respuesta evidente e inmediata que parece ser la correcta, pero en realidad es errónea.
En el estudio de la Universidad Kiel, los dos géneros pensaron que les había ido mejor en la prueba de lo que realmente les fue. No obstante, cuando se les pidió predecir cómo les iba a ir a los demás, las mujeres creyeron que otras mujeres tendrían marcadores más o menos igual de altos, pero los hombres pensaron que superarían de manera significativa a otros hombres.
A las personas no les gusta creer que son del promedio. Pero en comparación con las mujeres, los hombres tienden a pensar que son mucho mejores que el promedio.
Si crees que tu juicio es el correcto, ¿te interesa saber cómo ven el problema los demás? Es probable que no. Nicholas D. Wright, un neurocientífico de la Universidad de Birmingham, en el Reino Unido, estudia la manera en que las fluctuaciones de los niveles de testosterona dan forma a la disposición que tiene una persona a colaborar. La mayoría de los investigadores que se especializan en estudiar la testosterona trabajan con hombres, por razones obvias, pero Wright y su equipo lo hacen con mujeres. Piden a las mujeres que realicen una tarea perceptual desafiante: detectar dónde está un patrón borroso en una pantalla de computadora llena de información. Cuando las mujeres tomaron testosterona oral, fue más común que ignoraran la contribución de las otras, en comparación con las mujeres que tomaron placebos. Con un aumento en la dosis de testosterona, confiaban mucho más en su juicio, incluso al estar equivocadas.
Los hallazgos de este último estudio, los cuales se han presentado en conferencias y serán publicados en enero en la revista Psychological Science, dan más razones para preocuparse por los suplementos de testosterona.
El equipo de Nave y Nadler pidió a 243 hombres del sur de Californiaque se untaran gel en los hombros, los brazos y el pecho. La mitad de los hombres se untaron un gel con testosterona y el resto, un placebo. Una vez que se secó el gel, se pusieron sus camisetas y siguieron con su día.
Cuatro horas y media más tarde, el tiempo suficiente para que los niveles de testosterona subieran y se estabilizaran, los hombres regresaron al laboratorio. Se sentaron enfrente de una computadora y realizaron varias pruebas: una de matemáticas, un cuestionario sobre el estado de ánimo y el CRT.
En los hombres con más testosterona, los estados de ánimo no cambiaron mucho, pero su capacidad de analizar con cuidado sí cambió. En promedio, aumentó 35 por ciento la probabilidad de cometer un error intuitivo en la pregunta del bate y la pelota. También se apresuraron a emitir juicios erróneos y dieron respuestas incorrectas más rápido que los hombres con niveles normales de testosterona, además de que se tardaron más en generar respuestas correctas.
Habrá quienes no le den importancia y afirmen que cometer un error en un problema engañoso de palabras no es un problema de la vida diaria, pero los investigadores están descubriendo que estos errores de razonamiento podrían afectar los mercados financieros. Un equipo de neuroeconomistas que dirige Nadler junto con Paul J. Zak de la Universidad Claremont Graduate dio testosterona en gel o placebos a 140 operadores hombres. Al día siguiente, los operadores regresaron al laboratorio y participaron en una simulación para evaluar operaciones comerciales.
Los resultados son perturbadores. Los hombres con exceso de testosterona sobreevaluaron los activos de manera significativa en comparación con los hombres de los placebos, y se tardaron más en incorporar los datos relacionados con los valores descendentes que decidieron tomar durante las operaciones. En otras palabras, crearon una burbuja comercial que se tardó en reventar (por fortuna, Nadler no puso a esos hombres a participar en un mercado bursátil real, porque le preocupaba lo que podría hacer una sola dosis de esta droga).
La historia lleva mucho tiempo etiquetando a las mujeres de ser poco confiables e histéricas por culpa de sus hormonas. Tal vez llegó el momento de empezar a decir: “Este hombre está alterado por sus hormonas”.
La investigación tiene sus limitaciones. En promedio, los hombres que participaron en estos estudios tenían poco más de 20 años, y una explosión de testosterona podría no afectar el razonamiento de un hombre mayor de la misma manera. Y, por supuesto, que esta investigación no demuestra que todos los hombres tomen malas decisiones por culpa de su testosterona o que tomen peores decisiones que las mujeres. La confianza puede estimular las acciones de una persona, puede hacer que se arriesgue. Sin embargo, todos deberíamos estar más conscientes de cuándo la confianza se convierte en exceso de confianza y los suplementos de testosterona podrían provocar lo anterior. Irónicamente, estos suplementos pueden hacer que alguien se sienta tan audaz como para liderar, pero es probable que reduzcan su capacidad de dirigir bien.
Los anuncios de la televisión prometen juventud y vigor, pero no incluyen la trampa: el aumento de la testosterona no solo te hace sentir como un joven invencible de 18 años, sino que también te hace pensar como uno.
Therese Huston es psicóloga cognitiva de la Universidad de Seattle y autora de «How Women Decide: What’s True, What’s Not, and What Strategies Spark the Best Choices».