Fotografías de los penes de 100 hombres te enseñarán lo que debes saber sobre virilidad

LG | Laura Dodsworth no tiene un trabajo normal. Se ha pasado el último año fotografiando penes de hombres para un proyecto de fotografía.

El trabajo final, ‘Manhood: The Bare Reality’ (Virilidad: La verdad desnuda), no es un título infundado ni tan sórdido como suena. El libro, que presenta en total 100 penes, explora la actitud de los hombres frente a su cuerpo, su masculinidad, el sexo y la sexualidad.

El resultado es una exposición de las experiencias de los hombres: desde aquel que tiene 20 años y dejó de ver porno porque se volvió adicto e incapaz de tener una vida sexual sana hasta el hombre de 58 años que ha pasado su vida avergonzado por el tamaño de su pene.

Ésta no es la primera vez que Dodsworth le pide a sus modelos que se desnuden. En su obra debut, ‘Verdad desnuda’ incluía 100 fotografías de senos de mujeres junto con historias inspiradoras para combatir la imagen negativa del cuerpo y de la representación de la mujer en los medios.

Ahora, apuntó su lente a los chicos.

LAURA DODSWORTH

«Los senos y los penes no son contraparte directa pero ambos encarnan respectivamente lo que significa ser mujer y hombre», explicó al HuffPost UK. «Virilidad es una palabra para el pene. Parecía ser un buen tema de conversación sobre virilidad y masculinidad».

Los hombres que se ofrecieron como voluntarios para ser parte del proyecto son anónimos. Ya fuera que Dodsworth los invitara directamente, o fueran recomendados por alguien, o contestaran a una invitación de redes sociales, todos los participantes estaban «100% felices de participar».

Pero a la hora de desnudarse para Dodsworth, las reacciones de los hombres eran muy diferentes:

«Algunos no tenían ningún problema para desnudarse. Otros eran más tímidos. Otros estaban orgullosos».

Dodsworth dijo que estaba «sorprendida» y «conmovida» por la honestidad de los hombres frente a la cámara.

«Nunca conocemos la historia de alguien hasta que preguntamos… Algunos hombres llegaban con verdadera hambre. Yo creo que ellos no tienen mucha oportunidad de ser honestos y crudos sobre sus vidas y sentimientos. Nunca había oído hablar a los hombres de esta forma. Algunos decían que nunca habían hablado así con nadie, ni con sus parejas. Es un verdadero privilegio poder presentar estas historias ante el mundo».

Mediante las entrevistas descubrió que los hombres viven con la presión de la imagen del cuerpo, especialmente a causa del tamaño de su pene o su desempeño sexual.

«Esta ansiedad permea todos los aspectos de sus vidas. Me di cuenta de que muchos habían vivido con vergüenza y temor innecesarios a causa de sus cuerpos. Como los penes son tabú, los hombres no ven mucha variedad de ellos», dijo.

Dodsworth espera que el libro ayude a cambiar las expectativas rígidas de la sociedad con respecto a la masculinidad porque ofrece una gran variedad de experiencias y puntos de vista masculinos.

«La interpretación de la gente de las historias y el impacto visual de las fotografías será único para ellos. Todos tenemos diferentes experiencias e ideas cuando interpretamos cualquier obra de arte, pero lo que yo espero es que la gente pueda sentir calidez y se sienta inspirada y piense un poco más en lo que significa ser hombre», dice.

Creo que el sexo deberían regresar al sexo a su maldito pedestal

LAURA DODSWORTH

Edad: 46

Me intriga esta oportunidad de hablar de mis relaciones con… no quiero decir pene y no me gusta decir pito…Rufus, sí, Rufus. (se ríe) Mi pene, Rufus, es una especie de barómetro de mi salud, mi felicidad y mi condición física. Mi sentido de bienestar se relaciona con mi energía sexual.

Yo siempre me he sentido en comunión con mi cuerpo y con el de otra persona cuando siento que mi condición general, salud y energía están en un punto alto. Irónicamente, la única vez que me preocupé por Rufus fue cuando pasé por una época, hace un par de años, en la que Rufus no se levantaba. Y eso era un síntoma de otro problema de salud. Nunca había pensado siquiera que el estrés afecta tu cuerpo y tu sexualidad. Si no fuera por eso tal vez nunca me hubiera dado cuenta de que tenía presión alta y que el estrés puede tener ese efecto negativo en tu deseo sexual.

Yo sabía que algo estaba mal porque había deseo pero Rufus no estaba. Yo pensaba, ‘Hombre, ¿qué haces? No pareces preocupado. Yo sí, todo el equipo lo está, ¿qué te pasa? Vamos, hombre’.

Tengo una mente muy activa y siempre estoy haciendo malabares con respecto a las fechas límite, trabajo, escribir y diferentes proyectos, y el único momento en el que mi cerebro está completamente en silencio es durante el sexo. Alguien me preguntó una vez «¿En qué piensas cuando tenemos sexo?’ y yo dije, ¿Qué quieres decir? ¿Qué pienso? Pues… Aquí estoy contigo. Estás desnuda, estamos haciendo el amor y ¿qué más? No hay pensamientos. Y luego pensé, ‘¡Ah! ¿tienes fantasías? ¿Otras personas? ¿De verdad?’ Para mi el sexo es casi una vacante. Es un momento de darse completamente, de tener calma total en el mundo, ¿Entiendes lo que quiero decir? Es estar totalmente presente.

El pene es una herramienta de comunicación. Es una especie de puerta de escape para lo que eres y para tu ego, para ser totalmente absorbido por el ser de otra persona, y también en otro tú, un otro más primitivo. Creo que no hay nada más grande que estar totalmente presente en el sexo. Es un viaje espiritual. Podemos jugar con el poder y el sexo, pero hay que tener en mente que es un juego. Creo que allí hay una oportunidad para ser creativo y para renovar el intercambio. Y Rufus, o como quieras decirle, es parte de un pasaje a ese lugar.

¿Soy el primer hombre negro del proyecto? ¿Por dónde empiezo? Es un puto dolor de cabeza. Cuando eres joven y negro llamas la atención de manera poco usual y te miran como un ser sexual, especialmente en los antros. Los hombres somos hombres y nos gusta tenerla fácil; somos inseguros, no queremos que nos rechacen. Y resulta embriagante llamar la atención de una manera tan sexual. Es como un vocabulario simple. ‘No tengo que hacer ningún esfuerzo. Ni siquiera tengo que comprar bebidas. Ni siquiera tengo que ser guapo.’ (Risas) ¡Maldita sea! Es embriagante, pero como cualquier otra adicción, también tiene su lado malo. No es siquiera una atención muy individual. No soy yo realmente, es el personaje de un hombre negro: tamaño del pene, mayor sexualidad, dispuesto. Es emocionante y he participado, pero con algo de culpa después, porque pienso, ¿Qué rayos? Sólo fuí la fantasía Mandingo de alguien.’ Y lo hice no por ser negro sino por estúpido y me buscaron y yo se que no se espera mucho de mi. Como hombre puedes compartamelizar eso, pero hay una parte de ti que quiere que la gente quiera más de ti, que sienta curiosidad. No es que los hombres negros sean híper sexuales, es sólo que los hombres, si les dan la oportunidad, quieren ser tan sexuales como sea posible, si les dan pastel, comen pastel.

Yo crecí en un ambiente de clase trabajadora y algunas veces iba a los antros de negros que están cerca de esa zona y las mujeres blancas se me acercaban y decían, «Yo no salgo con hombres blancos, yo sólo salgo con hombres negros.’ La parte de mí que tiene una educación de posgrado dice ‘¡Guau! ¿Por qué? Un hombre es un hombre. ¿De qué se trata? Éste es un fetiche sin sentido.’ Algunas veces estas mujeres terminan siendo víctimas porque buscan hipermasculinidad y buscan cierto tipo de hombres.

Creo que tiene un efecto dañino en algunos hombres negros que conozco porque aceptan e internalizan esa concepción de ellos. Cuando eres minoría en una sociedad te miras como la mayoría de la sociedad te ve. Empiezas a crear tu propia identidad en parte como respuesta a esta proyección. Y también la proyección se convierte en una herramienta de solidaridad. La proyección puede ser un medio para levantar nuestro ser o nuestra autoestima.

Los hombres y las mujeres disfrutan el sexo, y tienen curiosidad, y alardean sobre el sexo de diferentes formas, pero creo que los hombres están más asustado y entienden menos la naturaleza emocional del sexo y lo compartamelizan. Al hacerlo, existe una especie de auto brutalización que continúa porque el intercambio sexual es algo más que una conversación y una taza de té. Hay algo de ti que das. Creo que en muchas formas las mujeres están más en sintonía con la inversión sentimental que viene con el sexo, la sensación de que hay un límite que se está cruzando, que es algo más que un acto mecánico y más que sólo placer. Eso no quiere decir que todas las mujeres quieran quedarse con todos los hombres con quienes duerman, pero creo que hay una cualidad diferente de comprensión de ese intercambio para algunas mujeres. Lo siento, es muy difícil hablar en estos términos porque todo el tiempo creo que estoy diciendo pura estupidez porque hay muchas excepciones. Así es que estoy dando enormes brochazos para estas advertencias masivas.

Creo que sólo tememos ser idealistas. Todos estamos asustados, no sabemos qué nombre ponerle a lo que estamos haciendo. En las sociedades antiguas venerabamos el falo y la vagina y existe una razón para eso. Si nos damos cuenta de que el sexo no es sólo para gratificarnos, entonces se amplía la comunicación, y creo que seríamos más respetuosos. Creo que el sexo debería ser regresado a su pedestal.

Dejé la pornografía

LAURA DODSWORTH

20 años

Me encantan los deportes pero no me preocupa realmente la apariencia. Me gusta verme bien pero creo que mi apariencia es más el resultado del deporte. Es normal que la gente vaya al gimnasio, cargue peso, pero los músculos que están construyendo no sirven de nada. Si yo estuviera en una situación difícil la libraría fácilmente debido a mi condición física.

Por el momento el parkour es mi deporte principal. De niño corría mucho y cuando me aburrí de eso me fuí a escalar en roca. Soy bastante competitivo en lo que se refiere a los deportes, y si hay competencia, normalmente trato.

Conozco a un par de conejitas de gimnasio, pero realmente no me puedo llevar bien con esa gente. Por alguna razón los gimnasios tienen esas paredes de espejos, y ustedes, los que levantan mucho peso se paran allí y se toman fotos para Instagram o Facebook o lo que sea. Es muy narcisista el asunto.

Mucha gente usa esteroides. Cuando estaba en la universidad, un par de amigos usaban esteroides, se los inyectaban en las nalgas, o hacían que sus amigos lo hicieran, aunque era un poco raro. Tenían problemas de control de ira. No se si es porque es el tipo de personas que hacen esas cosas o porque los esteroides provocan ira, pero eran tan propensos a la ira que si hacías un chiste para burlarte de ello, se ponían muy mal. Sólo era carrilla, un chiste. Un tipo literalmente me empezó a empujar en el estacionamiento y yo le decía, ¿Te das cuenta de que si me golpeas que van a correr de la universidad y vas a perder tu trabajo?’ Y él me decía, ‘No me importa?. Y yo le decía ‘¿Cómo que no te importa?? Es realmente preocupante.

No eran tontos, les iba bien con su trabajo en la universidad pero nunca tenían pensamientos intelectuales. No pensaban en sus sentimientos, el significado de las cosas. Todo el tiempo decían cosas como ‘Cuando fuimos a Ibiza y nos cogimos a unas mujeres’. La idea de irse de vacaciones a beber y a intentar y tener sexo con montones de mujeres borrachas no me llama la atención. Creo que si eres relativamente una buena persona seguramente vas a encontrar a alguien que quiera tener sexo contigo por una buena razón, no sólo porque estén borrachas.

Dejé la pornografía. De hecho dejé de masturbarme completamente desde hace mucho tiempo.

Tenía algunos problemas para eyacular con mi ex cuando teníamos sexo. El sexo manual y oral estaba bien, pero era normalmente porque estaba del lado rudo. Creo que empecé a asociar la eyaculación con mi mano y con la pornografía. Tampoco podía estar arriba.Creo que eso era porque cuando veía pornografía estaba acostado, mientras que para tener sexo tengo que estar arriba y moverme.

Mi nueva novia hizo algunas investigaciones. Hay algunos problemas. Ver pornografía no es tener sexo. La sensación de la mano no es igual al sexo o a otra persona, hay esta cosa que se llama el ‘agarre de la muerte’. Lo que le pasa a mucha gente que se aprieta mucho cuando se masturba y se acostumbra a eso entonces el sexo no aprieta lo suficiente. Quiero decir, hay gente que está muy apretada, pero no tanto. En mi caso, la mezcla de todo me llevó a este problema. Mi novia y yo podemos tener sexo ahora sin problemas. Bueno, lo estamos intentando. Quedan algunos detalles pero obviamente que la gente tiene cosas en el sexo en las que tiene que trabajar y es bueno hablar de eso.

¿Les cuento cómo nos conocimos? Nos conocimos haciendo parkour y fuimos amigos un buen rato. Hace algunos años ella escribió un contrato sexual como parte de un proyecto de arte pero nunca tuvo oportunidad de usarlo. Una noche ella me preguntó si quería firmar con ella el contrato. Al principio le dije que no. Después reflexioné y pensé, ¿Qué es lo peor que puede pasar? Pues soy su amigo, ¿qué tiene de malo el sexo? ¿Por qué no?’ Le mandé un mensaje para preguntarle si podía cambiar de idea. Y entonces me mandó el contrato. Es una gran idea, pero me tardé un poco en entender por qué me parecía tan raro al principio.

El que firmé se llamaba ‘Tres fusiones’, como diciendo que tienes sexo tres veces y después deciden hacia dónde quieren ir. Puedes firmar otro contrato, o puedes dejarlo allí y no hacer nada. Puedes romperlo en cualquier momento, pero la idea es que lo firmes como lo harías con cualquier otro contrato. Así es que firmas este contrato y luego haces el acto. Obviamente que no es algo legal en Reino Unido.

¿Nuestro primer beso? Okay, torpe. Fue en este sofá. (Risas) No estaba en el contrato, pero decidimos desde antes que sería un poco raro no besarnos para tener sexo, o para llegar a él. Empezamos a besarnos y lo primero que pasó fue que nuestros dientes chocaron y los dos hicimos ¡Auch!. Lo intentamos de nuevo y salió mucho mejor.

Fuimos a la recamara y le dije que yo tenía problemas para mantenerme duro y para eyacular. No quería decirlo antes de tiempo, me sentía muy torpe. No estaba desnudo y hasta ese punto nunca es demasiado tarde para decir que no. Ella dijo que estaba bien y que trabajaríamos en eso. No perdí mi erección pero no eyaculé teniendo sexo.

A fin de cuentas la pornografía es una adicción. De la misma forma en que jugar no es una adicción física, realmente no está en tu cuerpo, pero se mete en tu mente. Yo veía pornografía diario.

Dejar la pornografía y la masturbación fue como hacer un reset. Después de unas semanas pude tener orgasmos de nuevo con el sexo. Tenía que ser un poco rudo, rápido para empezar, pero en ese punto podía. Después pasó de ser torpe y un poco incómodo porque no pasaba nada a ‘¡Oh, puedo tener orgasmos con el sexo, esto es bueno!. Después se volvió un poco más lento y se volvió muy bueno. Podía tener orgasmos con sexo más suave. Todavía tenía que ser un poco más rápido de lo que yo quería . Todavía tengo problemas para venirme cuando me muevo o cuando no estoy abajo. Pero eso también está mejorando, estoy muy cerca».

Muchos hombres más grandes que empezaron a ver pornografía más tarde no tienen muchos problemas porque han estado con mujeres, saben cómo es en realidad. El problema es cuando la gente empieza joven en el iPhone que sus papás les compraron, no tienen que usar la computadora ni nada, pueden verla, todas las noches, harcore, softcore, miran a gente usar el puño, introducirlo en el trasero de alguien casi hasta el puño, si quieren ver esas cosas. Pueden ver lo que quieran y es entonces cuando se vuelve un problema. Si creces con esas cosas desde muy temprana edad, se quedan en tu mente. Si llegas a la pubertad y te vas directo a la pornografía, que es lo que me pasó y a mucha gente de mi edad, es entonces cuando se vuelve un gran problema que te va a afectar después.

Perdí mi virginidad con la esposa de mi maestro

92 años

LAURA DODSWORTH

Perdí mi virginidad con la esposa de mi maestro de primaria. Lo mandaron a Francia como espía y miembros de la resistencia. HIcieron un acuerdo para que mientras él estuviera en Francia y no tuvieran forma de comunicarse si se topaban con alguien que les interesara sexualmente podían tener una relación. Ambos estaban enamorados y siguieron así el resto de la guerra, pero era un acuerdo. Yo tenía 18 años y me fui a quedar con ella cuando me dieron mi pase de embarque. Yo iba para África. Yo los conocía a ambos y los quería también.

Estaba sólo en una habitación. En la mañana, se abre la puerta y entra esta mujer, en bata. Se la quitó y se arrodilló junto a la cama. Y allí estaba este chico inocente. ¿Hombre? Niño. Sin experiencia sexual. Nunca había tenido relaciones sexuales. Fue un acto de bondad. Me enamoré de ella inmediatamente, por supuesto.

La amé. La amé antes. La quería mucho, pero esto fue increíble. Al día siguiente salimos con su hija de compras. Regresé con mi unidad y partí. Me fui con un inmenso placer.Por otra parte, estaba en el ejército. La guerra no era algo que yo hubiera escogido, me llamaron.

Tuve una guerra fácil. Fui chofer y operador de radio. No estuve en contacto con el enemigo. No tuve tareas difíciles. Sólo operaba un radio. No me gustaba ser conscripto pero no me quejaba. Esta era una guerra justificable y yo esperaba que me reclutaran.

Después de la esposa de mi maestro, mi siguiente vez con una mujer fue con una prostituta en un burdel árabe en Algeria. No me acuerdo de haber tenido relaciones allí, pero creo que sí. Después en Italia. Fui a un burdel en Nápoles. Me quedé toda la noche. Eso es raro en los burdeles. Cuando me desperté y la ví pensé que era hermosa.

Ahora ya no tengo actitudes hacia la masculinidad. Tengo demencia. Un psiquiatra dijo que tengo demencia y me mandó medicamentos. Afecta la forma en que piensas y también tu memoria. Hasta los 87 años yo tenía sentimientos normales con respecto al sexo y a la atracción, pero se acabaron de tajo y desaparecieron con mi demencia. Si veo una imagen pornográfica no tengo sentimientos sexuales. Soy incapaz físicamente, no podría tener una erección. Hasta hace algunos años me masturbaba ocasionalmente, pero ya no hay nada, desapareció por completo.

La ausencia de sentimientos sexuales no me importa nada. De joven hubiera sido desastroso. Ya sabes, si un hombre no puede tener una erección pues va al doctor y lo arregla. Como todos los hombres, era algo de lo más importante, pero ya no me interesa. Me casé dos veces y tuve romances con mujeres que me importaban mucho.

La vida ha cambiado para hombres y mujeres a lo largo de mi vida. Hay una relación más liberal entre hombres y mujeres y una mejoría. Hay más compañerismo entre hombres y mujeres. Aunque cuando yo era joven había muchos hombres que no eran sexistas.

Mi última relación fue en mi setentas, pero entonces eran personas como las que tienen noventa ahora. La vejez sucede más tarde ahora. Hasta que cumplí 87 me sentía normal en casi todo. Bueno, no podía andar en bici igual de bien que cuando era joven.

No puedo decir que soy un hombre feminista. ¿Cuál es la palabra que abarca todos estos problemas? Esta demencia… Existen otras formas de opresión, como la opresión de clases. Eso es, ya recordé, soy un feminista interseccional. En eso es en lo que creo.