Que te pongan los cuernos no es tan malo

(LG) Por Natalia Gómez Del Pozuelo | El otro día me llamó un amigo para hablarme de un tema personal:

Había descubierto que su novia tonteaba con otro y no sabía qué hacer.

Estuvimos dándole vueltas al tema un largo rato: a cómo se sentía y qué alternativas tenía. Creo que, tras la conversación, se quedó más tranquilo porque, aunque duele, y mucho,  entre los dos llegamos a algunas conclusiones que no solo sirven para este caso, sino que pueden utilizarse en general para enfrentar cualquier problema:

  1.       No te subas por las paredes: mantén la calma.

Aunque la primera reacción sea explosiva, aléjate de la fuente del problema y respira hondo.

  1. ¿Por qué ha sucedido?

No se trata de buscar culpables, sino de analizar las causas para evitarlo en otras ocasiones. Lo importante no es lo que “ha hecho” la otra persona, sino “por qué”.

  1. ¿Qué puedo hacer con ello?

¿Qué alternativas tengo? En vez de tomármelo como algo destructivo, puedo utilizarlo para evolucionar, puedo intentar superarlo, o reactivar la relación de pareja. De hecho, un estudio publicado en ‘The Oxford Handbook of Women and Competition’, dice que las personas que han sido engañadas lo tienen mejor que las que han engañado y, desde luego, mucho más que los que se han quedado con el novio o novia infiel.

 

  1. La responsabilidad es cosa de varios.

Siempre es mejor hablar de responsabilidad que de culpa y nunca suele tenerla una sola persona. En este caso algo estaba fallando en la pareja y esta situación puede servir para solucionarlo y reforzar la relación.

  1.      No te saltes etapas.

Hay que pasar por todas las fases del duelo antes de tomar una decisión y comenzar a “curarse”: shock, negación, dolor, comprensión, aceptación…

  1. Escucha a tu estómago.

La mayoría de las veces sabemos lo que queremos hacer antes incluso de hablar del problema. La conversación o el análisis simplemente le ponen “patas” a nuestra decisión tomada con el estómago. Mi amigo quería salvar su pareja y la conversación era solo para sustentar su decisión. (De esto hablo en: Mis hombros preferidos).

 

  1. Si sucede, conviene, aunque sea duro.

Muchas veces los problemas no suponen un muro para evitar que pasemos al otro lado, sino que nos muestran cuántas ganas tenemos de hacerlo. Probablemente los problemas están ahí porque nos conviene que estén. Y si te cuesta aceptar esto porque el problema es muy grave, puedes cambiar la frase y pensar: si sucede, sucede, pero lo que me afecte el problema dependerá de cómo me lo tome y cómo lo trabaje.

Es importante comentar que a mi amigo no le di consejos, le di mi opinión y solo porque me la pidió. Él tendrá que ver qué quiere hacer o qué le conviene. Igual que en este artículo: no se trata de consejos, sino de opiniones sobre cómo enfrentar problemas de forma más amable.

Desde aquí mucho ánimo (y mucha calma) a los que lo están pasando mal.