La Iglesia quiere a México unido… ¿pero no tanto?

Ana Grimaldo – En medio de un México heterogéneo vimos a religiosos marchar el domingo, ¿cuáles son sus demandas?

Las marchas Vibra México y Mexicanos Unidos no cumplieron con las expectativas de muchos de sus convocadores. Asistieron menos personas de las esperadas y no quedó muy claro cuál era el eje rector de las reivindicaciones.

Los 43 alumnos desaparecidos, el nombramiento de Luis Videgaray como canciller de México, la casa blanca, el gasolinazo, el desempeño del presidente Enrique Peña Nieto, y por supuesto, la condena a las políticas públicas discriminatorias y xenófobas del ejecutivo estadounidense, Donald Trump, fueron parte de las consignas manifestadas sobre avenida Reforma.

Entre la diversidad y el desconcierto, de todos los actores presentes en la marcha, sobresalió un contingente: el religioso. Cinco personas eran las encargadas de cargar una manta que portaba la leyenda: «Iglesias por la paz, con justicia y dignidad», además de pequeñas pancartas que hacían alusión al pasado y próximo gasolinazo, con un grupo de aproximadamente 15 personas siguiendo sus pasos.

A pesar de que no es un colectivo que suele salir a la calle a pregonar sus inquietudes, llamó a la unidad.

«Queremos dejar de mostrarnos vulnerables e indiferentes, queremos que Donald Trump vea que los mexicanos somos fuertes y trabajadores, que estamos unidos» declaró una de las personas que formaban parte de la cuadrilla.

Hecho que sigue a las declaraciones públicas hechas por representantes de todo rango al menos desde (y para establecer una fecha específica) que el mandatario Enrique Peña Nieto presentó su iniciativa de ley sobre el matrimonio homoparental en mayo del 2016 hasta la promulgación de la nueva Constitución de la Ciudad de México el pasado febrero.

Un breve repaso sobre algunas editoriales del semanario «Desde la fe», publicadas por la Arquidiócesis Primada de México, que es presidida por el cardenal Norberto Rivera sobre matrimonio igualitario:

»es inexistente el derecho de los homosexuales a contraer matrimonio, conforme al artículo 12 de la Convención Europea de los Derechos del Hombre».

«(la homosexualidad) es un grave problema de salud pública porque la mayoría de los homosexuales reconoce tener adicción al sexo, e inclinación hacia un estilo de vida promiscuo».

Y acerca de la interrupción del embarazo:

«Un documento supuestamente fundamental fue secuestrado por las izquierdas intolerantes, asesinas y absurdas por reconocer derechos en donde no se deberían y no reconocer aquéllos que deberían estar en la norma».

«Las fracciones mayoritarias en la constituyente evadieron la durísima realidad de sangre y crueldad en la Ciudad de México. Realidad que esconde la inmoral figura de la eutanasia y el lucrativo y abominable negocio del aborto, que es peor que el del narcotráfico».

¿Entonces estamos unidos?

Los enunciados donde señalan a los disidentes a sus doctrinas como «asesinos», «inmorales»; las aseveraciones donde equiparan salvaguardar la vida de una mujer, que por cuales quiera que sean sus razones, ha decidido interrumpir su embarazo con un acto criminal como lo es el narcotráfico; o donde, diagnostican –sin conocimiento de causa—una vida llena de padecimientos físicos y psicológicos para las personas con diferente orientación sexual a la heterónoma, parecen desasociados del discurso que quisieron expresar el domingo.

Mientras pocos marchábamos por lo que creímos justo, el sacerdote Miguel Ángel Ramírez oficiaba misa en la iglesia Señor de la Resurrección. «Somos mejores en una atmósfera de cariño, de alegría, de comprensión y sin críticas hirientes. Jesús pedía que creáramos el clima de caridad y de benevolencia en la que los demás sintieran de forma palpable el amor para poder mejorar. Esta actitud es posible si, en primer lugar, nuestros juicios sobre los demás son positivos. Cuando aprendemos a juzgar a los demás con medida ancha, procurando ver lo mejor en ellos, y no lo peor; y procurando ver siempre la parte positiva de cada uno es que logramos hacer vivo el evangelio», aseguró.

Vale la pena cuestionarse cuál es la línea que distintas congregaciones siguen (o deben seguir) y si éste es un punto de inflexión donde sea posible tejer fibras más cercanas entre los mexicanos. Si bien el cardenal Norberto Rivera exhorta a no politizar movimientos sociales que nos incumben a todos, ésta podría ser una oportunidad, precisamente para todos los mexicanos.

Por fortuna existen excepciones que robustecen el entramado ideológico de nuestras comunidades. ¿Acaso Miguel está solo en su perspectiva conciliadora?