El misterio del ‘dèjá vu’, ¿finalmente resuelto?

El dèjá vu es un fenómeno psicológico en el que percibimos una sensación de haber vivido algo antes exactamente de la misma manera. Una ilusión causada por mecanismos nerviosos que aún no tendrían una solución clara. Hasta el momento, se creía que tenía que ver con funciones de la memoria, pero nuevos estudios los relacionan con las funciones de toma de decisiones del cerebro.

El fenómeno del dèjá vu fue explicado por primera vez por Emile Boirac (1851-1917), que estudiaba los fenómenos psicológicos más allá de la charlatanería y superstición. La manera de interpretarlo había sido, tradicionalmente, relacionada con visiones sobrenaturales, clarividencia, precognición vidas pasadas y reencarnación o, sencillamente, por falta de atención. Algunos todavía creen que pueden ser fallos en Matrix pero no, posteriores estudios fueron cercando el arco de población que tienden a sufrirlo. Personas de entre 15-25 años, aficionados a viajar, y sobre todo gente que está sometida a un gran estrés.

Hay, incluso, diferentes tipos de dèjá vu: el clásico, el que nos hace pensar que ya hemos vivido algo (Déjà Vècu), el que nos hace creer que hemos tenido una sensación (Déjà Senti), el que nos hacer recordar lugares en los que no hemos estado nunca (Déjà Visité) y algunos más. Hasta ahora, todos los últimos estudios lo relacionaban con la memoria. En la Universidad de Leeds (Gran Bretaña) trataron de provocarlo mediante hipnosis para relacionarlo con los procesos de conciencia y memoria. También descubrieron que algunas personas sufren dèjá vu crónico, llevándoles incluso hacia la depresión. Al estar supuestamente localizado en el lóbulo temporal, los estudios de esta universidad se centrarían en esa parte del cerebro.

Las teorías que se manejaban hasta el momento eran la psicoanalítica en la que se accionaría por algo visto o imaginado en el pasado (en el subconsciente), sueños, películas, fotos… En la teoría del doble procesamiento se estima que la memoria usa un sistema que recupera la información y otro que asocia por familiaridad algo que hayamos experimentado, que es el que provocaría el dèjá vu cuando se activa sin el anterior sistema. Otra teoría de la memoria explicaría que los recuerdos se almacenan como una especie de hologramas y cuando se recuperan se haría una imagen completa (falsa) a partir de un detalle. En la teoría neurológica su origen estaría en una sobrecarga eléctrica en el hipocampo o en el lóbulo temporal medio, lo que explicaría por qué algunos epilépticos sufren un dèjá vu antes de sufrir un ataque.

Todas estas teorías estarían relacionadas con falsas imágenes de la memoria, pero el doctor Akira O’Connor de la Universidad de St Andrews, en Reino Unido, sugiere que esas teorías serían erróneas. Para probarlo, llevó a cabo una serie de experimentos que implicaban la inducción artificial de dèja vú, pero en vez de hipnosis, el método consistía en decir a los participantes un número de palabras unidas por un concepto común, pero que sería omitido a propósito. Por ejemplo, en la serie «almohadas, cama sábana, sueños, noche» no estaba la palabra «dormir». Justo después de decir la serie de palabras les preguntaron si habían oído una palabra con ‘d’ en la serie y la respuesta era negativa. Sin embargo, más tarde, cuando se les hizo la misma pregunta, la mayoría de los participantes dijeron «dormir».

Pensaban que en realidad habían oído la palabra porque era una adición lógica para la secuencia. La palabra dormir les resultaba familiar pero, al mismo tiempo, eran capaces de recordar que no se la habían dicho. Todos tuvieron una sobreinterpretación de sus recuerdos y coincidieron que la sensación era la misma que la que se tiene durante un dèjá vu. El Doctor O’Connors, aprovechó este momento para hacer resonancias magnéticas a los 21 voluntarios y dio con la clave en distintas zonas del cerebro que se activaron en las mismas zonas en todos los sujetos. El resultado es que las zonas activas se corresponderían al cerebro frontal, no a las zonas del hipocampo relacionadas con la memoria, como se creía hasta ahora.

Signo de un cerebro sano

Las zonas de este cerebro frontal se relacionan con la toma de decisiones. Dichas zonas estarían «repasando» recuerdos y verificándolos, enviando una señal cuando cree que hay un error en la memoria. Un conflicto entre lo que hemos experimentado y lo que «pensamos» que hemos experimentado. Tendría más que ver con una resolución de conflictos que con la mala memoria en sí, con lo que sería un signo de que el sistema está funcionando, es decir, si tienes un dèjá vu, puede significar que tu cerebro frontal comprueba correctamente tus recuerdos y es menos probable que tengas problemas para recordar las cosas.

Esta teoría podría tener buena correlación con datos anteriores. El fenómeno se daría en personas más jóvenes, porque la memoria aún no se ha deteriorado tanto como, por ejemplo, en ancianos. Conforme vamos creciendo será menos probable que nuestro sistema de detección de fallos en la memoria funcione tan bien, con lo que experimentaremos menos dèjá vus. Aunque esta teoría aún debe comprobarse con muchos más datos, y experimentos para ser ratificada, podría explicar un misterio que aún seguía envuelto en dudas y contradicciones.